Sarkozy niega ante la justicia haber sabido de la financiación ilegal de su campaña presidencial


El expresidente de Francia Nicolas Sarkozy, de 66 años y ya retirado de la política activa, ha negado este martes que financiara ilegalmente la campaña electoral con la que optó a la reelección en 2012. Ha insistido en que él fue responsable únicamente de la vertiente política, pero no de la organización de los actos o el coste de la logística. “¿Tuve la intención de cometer fraude?”, “¿Fui descuidado? ¿negligente?”, se ha preguntado Sarkozy en su comparecencia para a continuación negar de forma tajante todo ello, informa Reuters.

El que fuera jefe del Estado entre 2007 y 2012 se ha sentado en el banquillo de los acusados por vez primera en un juicio que comenzó el pasado 20 de mayo pero en el que, hasta ahora, ha estado representado por un abogado. Está previsto que el proceso del conocido como caso Bygmalion, empresa que emitió facturas por actos que no existieron, concluya el 22 de junio. El pasado marzo ya fue condenado a tres años de cárcel por corrupción y tráfico de influencias pero recurrió la sentencia.

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Con gesto serio, a veces desafiante en su declaración y luciendo traje y mascarilla oscura, Sarkozy ha tratado de defenderse señalando que no estaba al tanto de la trama. “Le correspondía al director de campaña organizarla y a mí hacerla. Soy conocido por delegar mucho. No puedo ocuparme de todo”, ha indicado ante el Tribunal Correccional de París, según la agencia Efe.

Además de al expresidente se juzga a colaboradores de su equipo de campaña, a responsables de esa empresa de eventos y relaciones públicas y a dirigentes del que fuera su partido, la Unión para un Movimiento Popular (UMP), rebautizado posteriormente como Los Republicanos (LR). Sarkozy, que ya fue condenado en marzo a tres años de prisión por corrupción y tráfico de influencias pero que recurrió la sentencia, se expone ahora a una pena de un año de prisión y 3.750 euros de multa.

Nicolas Sarkozy quiso dar la vuelta a unos sondeos que le eran adversos frente a François Hollande. En vez de los 15 mítines planeados ese 2012 acabó organizando 44. Lo hizo, además, por todo lo alto y el presupuesto se acabó disparando. Contaba con escenarios y pantallas enormes y camerinos con bufé de lujo, ducha y hasta mayordomo. A esos eventos políticos llegaban trenes con militantes de todo el país. Los costes se desbocaron y Sarkozy acabó gastando 42,8 millones de euros, casi el doble del tope autorizado de 22,5. Para disimular ese gasto excesivo e ilegal la empresa Bygmalion emitió facturas falsas por organizar actos que nunca existieron.


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