De vuelta al Barça tras seis campañas en la NBA, el base Tomas Satoransky reconoció que nunca aceptó “la mentalidad de América”, de ser “un poco más egoísta”, y cree que es en Europa donde más puede brillar su estilo de juego como organizador al servicio del colectivo.
“Es bastante difícil, para un base que tiene unos valores que van bien en Europa, cambiar y ser un poco más egoísta en el juego. Allí muchos bases son buenos anotadores. A menudo me decían que tenía que ser más agresivo, creo que eso me hizo perder minutos”, reflexionó el checo en una entrevista a ‘Barça TV’.
Una forma de entender el baloncesto que nunca terminó de encajar con la filosofía de Satoransky: “Por eso decidí volver a Europa, porque siento que aquí mi juego puede tener el mejor éxito”.
“Siempre he tenido los valores de un base: hacer a mis compañeros mejores en la pista, que jueguen y se lo pasen bien a mi lado. Me gusta cuando se juega bien en colectivo, cuando todos lo pasamos bien”, insistió.
Como muchos otros niños de su generación, Satoransky tuvo como ídolos primerizos a Michael Jordan, influido por la película ‘Space Jam’, y Kobe Bryant, pero más adelante se fijó en el argentino Manu Ginobili.
“Manu Ginóbili es mi ídolo máximo, porque es un ganador. Hace cualquier cosa para ganar los partidos. Me gusta pensar que puedo hacer más cosas para ganar los partidos, no solo anotar o asistir”, explicó el base checo.
Esta competitividad también supuso un choque cultural con la NBA, donde “a veces parece que puedes tirar diez partidos y sigues adelante” debido a la acumulación de compromisos en la temporada regular, para un Satoransky que prefiere “la presión que hay aquí de tener que ganar siempre todos los partidos”.
Con todo, el nuevo refuerzo barcelonista expresó su orgullo por “haber podido cumplir el sueño que tenía desde pequeño”, si bien valoró que “los sueños tienen que acabar y ahora es un buen momento para volver a Europa”.
“Vuelvo con más experiencia que cuando llegué por primera vez a Barcelona. No es fácil entrar en la NBA siendo europeo. Mi primer año fue duro, me fortaleció mentalmente. Tuve confianza en mi juego, mejoré. Tuve que pelear mucho por el respeto que me gané en la NBA, para demostrarme que era capaz de jugar”, concluyó.