Hace 14 años hoy, Kobe Bryant recibía un galardón muy especial de manos de David Stern. El entonces comisionado de la NBA le hacía entrega del premio MVP de la temporada 2007-2008, el único logrado por Bryant en su carrera.
28.3 puntos, 6.3 rebotes y 5.4 asistencias por partido, unos promedios que le valieron ese trofeo que le acreditaba como el jugador más valioso de la liga para su equipo. Un premio que, pese a sus largos años de dominio en la liga, tan solo fue capaz de ganar una única vez.
Hubo algunos años en los que se quedó cerca, imposible olvidar los dos MVPs que se llevó Steve Nash y que la opinión pública sigue creyendo, aún a día de hoy, que merecía Bryant.
Sin embargo, eso lo hace aún más especial. Su temporada fue sensacional, liderando a unos Lakers con una plantilla aún en construcción hasta las NBA Finals, donde caerían finalmente ante los Boston Celtics.
Ese fue el comienzo de todo, de la gloria que estaba por venir. Pau Gasol acababa de recalar en el equipo y otras piezas estaban aún adaptándose. Todo lo que salió mal en 2008 sirvió para cimentar los dos títulos que los Lakers ganarían en los años siguientes.
Bryant recibió el galardón ante un Staples Center abarrotado en la previa de uno de los partidos de segunda ronda ante los Utah Jazz. Lawrence Tanter, el speaker angelino, anunció el inicio de la ceremonia con su habitual sobriedad y el pabellón se vino abajo.
Las palabras de Stern en la entrega del trofeo fueron de respeto y admiración hacia Bryant, hablando sobre su competitividad y cómo había convertido a los Lakers en un equipo candidato al título gracias a su forma de afrontar el juego.