“Mi equipo se siente campeón a pesar de la derrota”, dijo Ernesto Valverde apenas unos minutos después de que una parada de Andrés Palop a penalti lanzado por Marc Torrejón dejase al Espanyol sin el título. Fue en Glasgow, el 16 de mayo de 2007 desde el que han pasado 15 años. Fue en una de las mejores finales de competición europea que se recuerdan. Y al Espanyol le tocó perder.
Era la segunda vez que el conjunto blanquiazul llegaba a una final de la Copa de la UEFA y de nuevo fue la tanda de penaltis la que hizo que se quedase con la miel en los labios. Antes, se había adelantado en el marcador el Sevilla, hasta en dos ocasiones, y en ambas había logrado empatar el Espanyol. La segunda, marcando Jonatas Domingos, ya en la prórroga, con el conjunto blanquiazul estando en inferioridad numérica después de haber sufrido mucho antes la expulsión de Moisés Hurtado.
De aquel 16 de mayo se cumplen este lunes 15 años y al doble herida perica en lo que a la Copa de la UEFA se refiere continúa abierta. En cierto modo, el espanyolismo considera que la UEFA le debe, cuanto menos, una. Pasa el tiempo, y no consigue cobrarla. Pero aquella noche, tal y como dijo Valverde y a pesar de que el resultado dijo lo contrario, el Espanyol se sintió campeón.