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Se cumplen 8 años de la coronación del Rey

Se cumplen ocho años de cuando LeBron James tocó el cielo. El 20 de junio de 2012, Miami Heat se proclamó campeón de la NBA por segunda vez en su historia, liderados por un James que lograba por fin su primer anillo. En su camino, tortuoso pero a la vez lleno de focos y de opiniones no solicitadas, vio al fin la línea de meta y logró enfundarse la sortija tras la cual había corrido durante tantos años.

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Los antecedentes

Llegar hasta ese anillo fue de todo menos sencillo. No era su primer viaje a las NBA Finals, ya conocía de sobra el sabor amargo de la derrota. En 2007 LeBron James se las arregló para llevar un equipo de irrecordables hasta la eliminatoria por el título. Los San Antonio Spurs, equipo que los superaba en talento, experiencia y determinación, los barrieron en cuatro encuentros, sin dar opción a nada.

La temporada siguiente ‘Bron lo intentó con más fuerzas aún, si cabe. Promedió lo que a día de hoy siguen siendo topes de carrera en puntos (30), robos (1.8) y win-shares, un estimado de las victorias a las que un jugador ha contribuido durante la temporada. No fue suficiente; los Boston Celtics, a la postre campeones, se encargaron de apear a Cleveland de sus sueños finalistas en semifinales de conferencia, en un igualadísimo 4-3 para el recuerdo.

El duelo entre Cleveland y Boston en 2008 mostró a un LeBron James inhumano.

A James aún le quedaron fuerzas para dos intentos más en Ohio. En 2009 se estrelló ante un muro llamado Dwight Howard y sus Orlando Magic, esta vez en las finales de la Conferencia Este y en 2010 el escollo volvieron a ser los Celtics, que privaron nuevamente a LeBron de otra oportunidad en las NBA Finals. Al término de ambas temporadas LeBron fue coronado como el MVP de la liga, premio suficiente para dictar sentencia en el apartado individual: no había un jugador mejor en la liga. Sin embargo no bastaba, él quería el anillo.

The Decision

Su decisión de abandonar Cleveland fue criticada hasta la extenuación. LeBron dejaba atrás a su equipo, incapaz de hacerlos campeones. Firmó por Miami, formando un superequipo junto a Chris Bosh, que aterrizaba tras dominar las llanuras canadienses y Dwyane Wade, campeón cinco años antes y capitán de un barco listo para embarcarse en nuevas aventuras. Con la composición de la plantilla la consigna era clara: solo valía ganar.

Miami terminó la temporada con 61 victorias, la segunda mejor marca de la liga y tres series de playoff consecutivas con un 4-1 a favor frente a Philadelphia 76ers, Boston Celtics y Chicago Bulls. Nadie podía parar a aquel equipo en el Este. James y su tropa ya olían el anillo y enfrente solo quedaba un obstáculo, los veteranos Mavericks liderados por el alemán Dirk Nowitzki.

Dirk Nowitzki privó a James de su primer anillo en unas increíbles Finales en 2011.

Las NBA Finals de 2011 resultaron ser una oda a la nostalgia, un grito de socorro de un baloncesto en extinción, el de los jugadores de rol, las rotaciones largas y los especialistas del baloncesto. Miami ganó el primer encuentro, cayó en el segundo pero consiguió poner el 2-1 tras el Game 3. A partir de ahí, la hecatombe. Dallas tiró de oficio, de garra y de mucha experiencia para llevarse los tres partidos siguientes y conseguir un título que aún hoy despierta admiración. LeBron volvía a quedarse a las puertas del título y esta vez no había excusa que valiera.

La reválida

El curso siguiente fue distinto. Un lockout, el cierre patronal, nos dejó sin NBA hasta bien entrado el invierno. A James le daba igual, y 2012 tenía que ser su año. El Rey no lo sería hasta conseguir su corona y su anillo, la coronación de un deportista llamado a marcar no una época, sino todas, no podía esperar más.

La temporada del lockout fue suficiente para que el trío estelar de los Heat terminara de pulir todos los aspectos de su juego y nadie aguardaba los playoffs de aquel año más que James. Primero llegaron los Knicks, con su amigo “Melo” enfrente. LeBron no le dio oportunidad y con unos promedios de 27.8 puntos, 6.2 rebotes y 5.6 asistencias se deshizo de ellos en cinco asaltos.

Le tocó entonces a Indiana Pacers, que logró robar un encuentro en Miami y poner a los Heat en modo alarma. Enfundado en su mono de trabajo, si su exhibición ante New York no había sido muestra suficiente, LeBron elevó aún más sus medias para eliminar por 4 a 2 a los de Indianápolis, yéndose por encima de los 30 puntos y 10 rebotes en los seis encuentros de la serie.

LeBron James fue una fuerza imparable durante la temporada 2011-2012.

En las finales de la Conferencia Este esperaba Boston, un viejo monstruo que había privado a ‘Bron del título en más de una ocasión. El cruce tuvo que decidirse en un séptimo partido y LeBron volvió a demostrar por qué él, y nadie más, era el mejor jugador del mundo. Ni siquiera los últimos coletazos del big-three de los Celtics, pese a una serie bárbara de Rajon Rondo, pudo parar al Rey, que volvía nuevamente a unas NBA Finals.

Esta vez sí

Aquel año LeBron tuvo enfrente a un equipo que, si miramos ahora bien podría parecer digno de un All Star. Kevin Durant, Russell Westbrook y James Harden lideraban a unos Oklahoma City Thunder jóvenes pero plagados de talento. Entre KD y Russ promediaron casi 60 puntos en aquellas finales pero LeBron no iba a volver a permitir que el anillo se le escapase de las manos.

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Oklahoma se llevó el primer asalto, en su casa, mostrando un gran nivel ofensivo y metiendo el miedo en el cuerpo a unos Heat que veían cómo la historia del año anterior podía repetirse. A partir de ese momento no hubo lugar para dudas, cuatro victorias seguidas para Miami, la última con tremenda contundencia, acabaron con todos los sueños de los Thunder.

James lideró a Miami en cada encuentro, anotando 30, 32, 29, 26 y 26 tantos en los distintos partidos. También logró un triple-doble en el encuentro definitivo, sumando 13 asistencias y 11 rebotes a su anotación. “
Mi sueño se ha hecho realidad, jamás me he sentido así de bien
”, declaró eufórico tras la conclusión del encuentro. Diez años después de la portada de Sports Illustrated que le nombraba “
The Chosen One
”, James lograba al fin su corona.

LeBron James posa con los trofeos de campeón y MVP de las Finales en 2012.

A partir de ese momento, el resto es historia. LeBron James logró otro anillo más con Miami, antes de volver a casa, a Cleveland. Ahí cumplió su promesa de traer un título a la ciudad por primera vez en más de 50 años y, una vez pagada la deuda, puso rumbo a Los Angeles, esa ciudad con ese poder gravitatorio tan fuerte hacia todas las estrellas. En LA tiene aún una cuenta pendiente, una que espera que le eleve de una vez por todas al mismo escalón en el que descansa el único en la historia que ha sido mejor que él.


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