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Se cumplen cinco años del mordisco de Luis Suárez a Chiellini


Eran las 14.33 del martes 24 de junio de 2014, en el Estadio Das Dunas en Natal, nordeste brasileño, 2.589 km al norte de Río de Janeiro. El calor, en plena tarde y con el sol cayendo a pleno, era muy intenso. Cerca de 33 grados centígrados

Quiso la casualidad que ese partido entre Uruguay e Italia por la última fecha de la fase de grupos del Mundial de Brasil lo viera desde la tribuna atrás del arco que en ese segundo tiempo defendía el portero italiano Gianliugi Buffon.

De pronto los vi caer a Luis Suárez y Giorgio Chielini. Juro que no vi la acción de Suárez , en realidad nadie la vio en el momento, pero no olvidaré más la sensación cuándo quedaron en el piso. Por un instante pensé que había sido un golpe de cabezas y que algo grave había sucedido. No fueron más de cinco segundos, pero uruguayo e italiano habían quedado inmóviles en el césped.

De pronto comenzaron a incorporarse y ahí nacen las imágenes se han repetido en estos años. Suárez tomándose la boca, y Chielini, con su hombro descubierto, y en pleno reclamo al juez mexicano Marco Rodríguez. A propósito, ya nadie recuerda quién pitó aquella tarde, porque el juez nada vio y nada señaló en el formulario. Toda la actuación posterior fue de oficio.

El partido siguió, tres minutos después un portentoso cabezazo de Diego Godín puso el 1 a 0, con clasificación de los celestes a octavos de final y eliminación de los italianos, y llegó el final con el festejo grande de aquellos uruguayos en Natal. Fue el único momento de festejo. A los pocos minutos comenzaría la odisea de la sanción disciplinaria de Suárez.

Conferencia con asedio inglés

Como es costumbre, casi inmediato luego de finalizar el partido, llegó la conferencia de prensa del entrenador Oscar Tabárez. Una de las primeras preguntas, sino la primera, fue de un periodista de habla inglesa, cuestionando la acción de Suárez sobre Chielini, y ya mencionando la posibilidad que la FIFA sancionara al futbolista salteño.

La respuesta de Tabárez fue cauta. Apuntó a qué la supuesta acción no había sido observada por los jueces, no había sido sancionada por tanto, y que el tema debía quedar allí.

A los pocos minutos, otro periodista de habla inglesa volvió a preguntar por el mismo. Tabárez repitió la explicación, pero ya con evidentes muestras de poca paciencia por la reiteración.

No sería el último que preguntaría por lo mismo. Antes de terminar la conferencia de prensa, que como es normal en los Mundiales no es demasiada extensa y no da demasiadas chances de preguntar, un tercer periodista de habla inglesa volvió a insistir con el tema Suárez y la posibilidad que la FIFA lo expulsara del Mundial.

Tabárez explotó. Empezó respondiendo en la misma línea de las dos primeras veces, pero terminó con una frase concluyente: “ Esto es un Mundial de Fútbol. No es un Mundial de moral… barata“.

Casi en simultáneo con la conferencia del técnico uruguayo, recibía en mi celular las primeras imágenes del contacto de los dientes de Suárez en el hombro de Chielini, y varios colegas de diversas partes del Mundo, rogaban por declaraciones del punta.

El sentir uruguayo me superó, y dejé a un lado al periodista por un momento. Por eso , al volver Tabárez hacia el vestuario luego de la conferencia, me crucé con un integrante del entorno uruguayo, y le expresé: “Va en contra mía porque soy periodista, pero no lo hagan hablar a Suárez. Lo van a masacrar”.

La respuesta, textual, la recuerdo como si fuera hoy: “Tranquilo, ya sabe lo que tiene que decir”.

Cuentan que en el vestuario, Suárez negó ante sus compañeros y el propio Tabárez cualquier tipo de agresión sobre Chiellini. La versión es creíble, tomando en cuenta la firmeza con la cuál el entrenador defendió al salteño, y el hecho que Suárez demoró…. diez días en reconocerle a su esposa Sofía, el mordisco.

La versión en la zona mixta

También dentro de la normalidad de un Mundial, se hizo larga la espera en zona mixta, aguardando la salida de los jugadores y sus declaraciones. A esa altura ya eran casi las cuatro de la tarde en Natal.

La primera versión pseudo oficial llegó de parte del abogado Alejandro Balbi, secretario de la Asociación Uruguaya de Fútbol , y a su vez, en ese momento, asesor jurídico de Luis Suárez.

“Ya le abrieron un expediente disciplinario a Suárez” , comentó Balbi. La versión, oficiosa, fue tremenda para todos.

Al rato salió Luis. Pero fue terminante. No iba a hablar con los medios radiales y de prensa escrita. Sólo con la televisión. Lo interpretamos en el sentido que buscaba que sus palabras textuales fueran las que se difundieran, sin riesgo de dobles interpretaciones.

Eduardo Rivas, periodista uruguayo de Canal 4, quién habló con el jugador, reflejó después que “Suárez estaba molesto porque los medios internacionales sólo hablaban sobre su aparente agresión. El tenía debajo del ojo derecho totalmente morado, y dijo: Me viven hablando de estas cosas. Adentro de la cancha pasan muchas cosas y yo no salgo a decir lo que me hacen. Y punto”.


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