En cuanto se pueda y sea seguro, la competición debe volver. Si es necesario que sea a puerta cerrada, pues que así sea. En primer lugar, no volver a jugar supondría para los clubs pérdidas millonarias que, en los casos de los más humildes, podrían significar entrar en una crisis sin precedentes y, quien sabe, si incluso la desaparición de según qué entidades.
Por otro lado, a nivel de competición, lo más justo es luchar por terminar la temporada. Todos los clubs invirtieron en su día en refuerzos y han competido un largo trecho, por lo que evitar que se quede en el limbo en el curso sería lo más justo, tanto para campeones como para descensos. Eso se gana en el terreno de juego, no en los despachos. Para los escépticos, que dicen que el fútbol es para los espectadores, simplemente una reflexión. ¿Prefieren pasar los siguientes meses sin fútbol, o con fútbol pero sin poder ir a los estadios? Yo lo tengo claro.
Con independencia del método a aplicar para saber si hay campeones, ascendidos y descendidos, que ese es otro debate, la temporada futbolística debería darse por terminada. Más allá del riesgo de lesiones que comporta comprimir el calendario para dar cabida a gran número de partidos y de la máxima exigencia en unas pocas semanas y (ojo) a unas temperaturas muy superiores a las habituales en período normal de competición, a uno le da que si los equipos vuelven a ponerse en marcha será para parar de nuevo poco después. Y se supone que entonces ya sería hacer una ‘puesta a punto’ completa de cara al curso 2020-21 y aparcar de manera definitiva el 2019-20.
Pongámonos a imaginar que los equipos vuelven a entrenar. Si se da el caso de que un jugador da positivo en plena fase de preparación, ¿qué pasará? Lógicamente todos sus compañeros deberían ser aislados y su equipo vería frenado sus entrenamientos. ¿Qué harán el resto? ¿Continuar como si tal cosa o parar a la espera de que el otro conjunto vuelva a estar en condiciones de trabajar?
¿Y si esto pasa cuando la Liga haya vuelto a ponerse en marcha? Estaremos en las mismas. El torneo no podría acabar sólo con 19 equipos en liza. Y si a día de hoy, cuando los tests entre la población de a pie se han multiplicado para descubrir que los contagiados son muchos más (aunque asintomáticos, pero contagiados a fin de cuentas) que los que han requerido ingreso hospitalario, ¿alguien se cree que cuando se realicen de manera masiva a jugadores, técnicos y empleados no habrá ni un solo positivo? ¿Ni uno entre cerca de mil tests? Mejor olvidarnos del fútbol esta temporada, recargar bien las pilas y preparar la próxima con plenas garantías.
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