El Atlético de Madrid solventó su primer compromiso de Copa del Rey con toda la seriedad que el asunto requería. Los de Diego Pablo Simeone hicieron un buen partido ante la S.D. Almazán, en el choque que se disputó en Soria, en Los Pajaritos. Un encuentro que se podría haber complicado si los rojiblancos no se lo hubieran tomado como debían.
Algo que se pudo ver desde la misma convocatoria del Cholo, en la que apenas incluyó tres canteranos para redondear la nómina ante las bajas que había. Y ninguno de ellos tuvo minutos en el partido. Un once con seis mundialistas, por si a alguien le podía entrar la duda de si Simeone no iba a arriesgar.
Otros dos más entraron tras el descanso –De Paul y Giménez-. Estaba claro que para el Cholo no había mañana. Se jugaba la supervivencia en Copa del Rey y viendo cómo se había comportado el equipo en Champions (eliminado de Europa) y en Liga (a 13 puntos del líder y fuera de los puestos de Liga de Campeones), no iba a haber ninguna concesión.
Incluso a riesgo de que alguno de los que saltaron a Los Pajaritos se pudiesen lesionar y perderse a última hora el Mundial. Y si hubo un futbolista que no escatimó esfuerzos, que jugó a tope todo el choque, ése fue Antoine Griezmann. El francés fue uno de los mejores sobre el campo, se podría decir junto a Joao Félix y Correa. En el caso del galo, se multiplicó en labores ofensivas y defensivas, protagonizando varias recuperaciones, duelos, etc.
Cómo sería su implicación en un partido en el que podría haber bajado un poco el pistón para evitar caerse de la cita mundialista, que hasta el Cholo Simeone así se lo reconoció en rueda de prensa. “La actitud de Griezmann fue enorme, por eso es campeón el mundo. Su actitud y la del otro genera compromiso e identificación. Uno se identifica no cuando gana, sino cuando muestra muchas cosas que se mostraron hoy (por el día del partido)”, señaló el preparador argentino.