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“Se lo puse a mi cuñado y se aburrió”: una historia oral de ‘Juego de Tronos’


En pocas ocasiones, una cadena de televisión decide dar una segunda oportunidad a un proyecto tras haber tirado 10 millones de dólares a la basura. Fue el caso de Juego de tronos. La serie que terminó convirtiéndose en el mayor fenómeno televisivo, la más premiada en los Emmy y, posiblemente, la más seguida en todo el mundo durante sus años de emisión, nació tras un gran batacazo. Solo un puñado de personas han tenido acceso a aquel infausto capítulo piloto que nunca vio la luz. Algunas de ellas lo recuerdan en este adelanto que Babelia ofrece en exclusiva del libro Todos los hombres deben morir: La épica historia oficial de cómo se hizo ‘Juego de tronos’, escrito por el periodista James Hibberd y que edita Plaza & Janés.

“Al principio nos pareció que todo estaba yendo bien, pero eso era porque nos faltaba experiencia”, dice David Benioff sobre aquel primer capítulo en el que, en realidad, casi nada funcionaba y que estuvo a punto de hundir el proyecto. Cuando HBO accedió a seguir adelante, tuvieron que cambiar algunos actores (Danerys tenía originalmente un rostro diferente del de Emilia Clarke), reescribir el guion, cambiar de director… En definitiva, empezar de cero. “Estoy amenazado de muerte si alguna vez enseño ese vídeo a alguien”, dice George R. R. Martin, autor de las novelas de Canción de hielo y fuego en las que se basa la serie. El libro recoge el primer relato de lo que se coció entre bastidores desde la concepción de esta megaproducción hasta su final, un recorrido por los 15 años que transcurrieron desde sus primeras reuniones hasta la emisión de una última temporada que se convirtió en tema de conversación mundial durante semanas. Productores, reparto, ejecutivos y el resto del equipo del programa repasan la historia de una serie que hizo más grande la pequeña pantalla. Y eso que todo comenzó con mal pie.

NIKOLAJ COSTER-WALDAU (Jaime Lannister): Nadie sabía lo que estaba haciendo ni qué narices era todo aquello. Recuerdo que durante la llegada del rey Robert pensé que todo era muy ridículo. Que era un poco absurdo crear un universo paralelo lleno de aquellos personajes tan nobles. Hay un equilibrio muy precario entre tomártelo en serio, creértelo, y simplemente ir por ahí disfrazado. Lo que desde luego no teníamos es la sensación de que aquello fuera a convertirse en un punto de inflexión para nadie. Pero nos divertimos mucho.

MARK ADDY (Robert Baratheon): Intentábamos establecer las normas y el orden de ese mundo nuevo. En aquel primer episodio piloto, la escena del patio de Invernalia transcurría sin que nadie se arrodillara cuando llegaba el rey. Así es imposible interpretar a un monarca. No se puede transmitir la sensación de: “Mirad qué poderoso soy”. Eso tiene que otorgártelo la gente mostrando sumisión. Tienen que concedértelo otras personas. Cuando volvimos a rodarlo, todo el mundo se arrodilló. Eso supone una gran diferencia a la hora de establecer quién está al mando.

LENA HEADY (Cersei Lannister): En el piloto original parezco una corista de Las Vegas, con un montón de pieles y un pelucón enorme, como una Dolly Parton medieval. Pero no es una queja, me encantaba.

BRYAN COGMAN (por aquel entonces asistente de Benioff y después coproductor ejecutivo): Cuando rodamos por primera vez la escena en que los Stark encuentran a los lobos huargos, y me refiero a la versión que no se llegó a ver, no lográbamos transmitir la sensación de maravilla por lo que era un lobo huargo. Los personajes no le daban la suficiente importancia. Yo era un humilde asistente que corría por el escenario y gritaba a quien quisiera escucharme: “¡Son huargos! ¡Nadie había visto ninguno en un millón de años! ¡Es como encontrar dinosaurios, no como encontrar unos cachorritos!”. Y la gente se reía.

CHRISTOPHER NEWMAN (productor): Joffrey llevaba un corte de pelo distinto. En el piloto original, era más estilo paje, así como pelo casco, en plan Enrique V. No es que no encajara con su personalidad de cabroncete, pero la suavizaba un poco. El peinado más moderno que llevaba en la versión que se emitió lo hacía más malévolo.

DAVID BENIOFF: Al principio nos pareció que todo estaba yendo bien, pero eso era porque nos faltaba experiencia.

DAN WEISS: A medida que avanzábamos, las muescas se hicieron grietas y las grietas se convirtieron en fisuras. Empezamos a pensar que aquello se desmoronaba cuando llegamos a Marruecos.

En Marruecos se rodó la trama en la que el engreído sociópata Viserys Targaryen vende a su hermana Daenerys —por aquel entonces interpretada por Tamzin Merchant— en un matrimonio concertado con el amenazador guerrero dothraki Khal Drogo. Solo que en esa versión la boda de Daenerys se rodó de noche, entre otros cambios.

GEORGE R. R. MARTIN: Fui a Marruecos para la boda de Dany en el primer piloto. Interpreté a un noble pentoshi con extensiones en la barba y un sombrero enorme. Parecía idiota, pero fue divertido.

HARRY LLOYD (Viserys Targaryen): Me pusieron una peluca diferente. Era de color titanio y plata, más corta, así como media melena. Ahora está claro que fue un error. Tuve que hacer consultas: “No soy Draco Malfoy, no soy Legolas, así que ¿cómo hacemos esto?”.

IAIN GLEN (Jorah Mormont): Era todo un poco precario y había algunos aspectos mal planificados, y además nadie tenía mucha convicción. Rodar la boda de noche supuso que se gastaran un buen montón de dinero para que luego no se viese ni tres en un burro.

GEORGE R. R. MARTIN: Hay un par de historias. Como regalo de bodas, Khal Drogo entrega a Daenerys una yegua plateada y ella sale cabalgando. Por un momento piensas que huirá. Entonces Dany da la vuelta y hace que la yegua salte una hoguera enorme. Drogo se queda muy impresionado, y con eso la relación entre ellos empieza con buen pie. Intentamos rodar esa escena. Contratamos a una doble amazona de primera categoría y teníamos una yegua joven plateada buenísima, pero la potrilla se negaba a saltar la hoguera. Se acercaba y era como si pensara: “¡Eh, ahí hay fuego!”, y daba media vuelta. Intentamos que lo hiciera de mil maneras distintas. Al final el director dijo: “Apagad el fuego y ya lo añadiremos luego por ordenador”. Lo apagaron, pero la yegua seguía negándose a saltar. Era un animal listo. Sabía que ya no estaba ardiendo, pero que aquello eran llamas hacía muy poco tiempo. Así que tuvieron que eliminar esa escena, lo cual fue una lástima porque era un momento de vínculo entre Dany y Khal Drogo.

Luego llegó la noche de bodas. En la versión con Emilia Clarke, es una violación. En mi libro no lo es, ni tampoco en la escena que filmaron con Tamzin Merchant. Es una seducción. Dany y Drogo no hablan el mismo idioma. Dany está un poco asustada pero también un poco excitada, y Drogo se muestra más considerado. Las únicas palabras que sabe decir son “sí” y “no”. La versión original era bastante fiel al libro.

Total, que estábamos en la orilla de un riachuelo. Ataron los caballos a los árboles y empezó una escena de seducción junto al arroyo. Jason Momoa y Tamzin estaban desnudos fingiendo el acto sexual. Y de repente el tipo del vídeo se echa a reír. Resultó que la potrilla plateada no era una yegua. Era un potro. Y ver a aquellos dos humanos lo había excitado a ojos vistas. Así que teníamos de fondo a un caballo con su enorme tranca de caballo. Aquello tampoco salió muy bien.

El rodaje concluyó y Benioff y Weiss enseñaron un montaje previo del episodio piloto a familiares y amigos para hacerse una idea de qué recepción tendría. La experiencia fue, por decirlo con suavidad, desagradable.

DAVID BENIOFF: Se lo puse a mi cuñado y mi cuñada y observé sus reacciones. Se les notaba en la cara que se aburrían. No fue por nada que dijeran. Intentaron ser majos.

DAN WEISS: Tienes que fijarte en cuánto suben el tono de voz para decirte que es bueno: “¡Es bueno!”. Cómo de aguda suena la palabra “bueno” por encima de su tesitura normal. Así puedes evaluar lo jodido que estás. Nuestro “bueno” llegaba al rango de silbato para perros. Pero también había gente que no intentaba ser simpática, sino ayudar de verdad. [El veterano productor televisivo] Craig Mazin nos dijo: “Tíos, tenéis un problemón”.

GINA BALIAN (exvicepresidenta de producciones dramáticas en HBO): La proyección fue lo que terminó de confirmarles que estábamos en apuros. Una cuestión a la que suelen referirse las fuentes de HBO es que al episodio piloto le faltaba “amplitud”. Se suponía que Juego de tronos era fantasía épica, pero la producción daba la impresión de ser muy modesta, sobre todo teniendo en cuenta su alto presupuesto y sus localizaciones exóticas.

MICHAEL LOMBARDO (expresidente de programación de HBO): Había cierta preocupación sobre si teníamos o no los suficientes planos amplios. ¿Contamos con la cobertura que necesitamos? Habíamos contratado a los mejores en diseño de vestuario y dirección de arte, y habíamos rodado en Irlanda del Norte y Marruecos, pero aun así había muy poca amplitud. La cita que recuerdo es: “Esto podríamos haberlo filmado en Burbank”.

IAIN GLEN: Algún peso pesado de HBO dijo: “¿Por qué coño vamos a Marruecos? Si no se ve una mierda, ¡podríamos haber rodado en un aparcamiento!”.

GINA BALIAN: Alguien soltó: “Parece que lo hayan rodado en mi patio trasero”.

El tono tampoco era acertado; parecía una serie ambientada en el universo de Downton Abbey o el de una película de la Merchant Ivory, no en Poniente y Essos.

MICHAEL LOMBARDO: Había algunas escenas fantásticas, sobre todo en Invernalia con la familia. Arya, Sansa, Tyrion. Pero el episodio tenía algo que recordaba un poco a los dramas de época británicos. Los continuos debates acerca de los elementos fantásticos del proyecto eran otra fuente de preocupación. “Canción de hielo y fuego” es un drama de un realismo intenso con momentos de magia sobrenatural. Pero nadie tenía del todo claro cuánto de cada género debía tener Juego de tronos, y se notaba.

BRYAN COGMAN: ¿Es fantasía con toques dramáticos? ¿Es un drama con toques fantásticos? Había cierto nerviosismo porque el piloto se inclinaba demasiado hacia la fantasía, al final en exceso. El planteamiento fundamental se cortó para hacer que el diálogo pareciera más “real” y el resultado fue que el piloto terminó teniendo poco sentido. La intuición de no pasarnos con lo shakesperiano y tolkeniano era correcta, intentamos hacerlo lo más realista posible, pero no por eso deja de ser una fantasía épica, y si ignoras ese hecho, va en detrimento de tu historia.

GEORGE R. R. MARTIN: La adaptación que estaban haciendo era fiel, pero yo sabía que tendrían que quitar algunas cosas. La más relevante fue cuando Dan y David me llamaron diciendo que se les había ocurrido eliminar a Rickon, el niño más pequeño de los Stark, porque no hacía gran cosa en el primer libro. Les expliqué que tenía grandes planes para él, así que lo dejaron en su sitio.

Para colmo, el episodio piloto resultaba confuso. No fue del todo culpa de los productores, que por ejemplo no pudieron permitirse rodar ninguna escena en Desembarco del Rey como las que luego, en la versión que se emitió, establecerían mejor a la familia Lannister. Pero los diálogos tampoco ayudaron. El impacto de que Jaime empujara a Bran desde la ventana perdía todo el sentido si los espectadores no se habían dado cuenta de que Jaime y Cersei eran amantes incestuosos que trataban de proteger su traicionero secreto. Los productores intentaron ayudar a explicar el trasfondo de la serie añadiendo un flashback (del Rey Loco matando al padre y al hermano de Ned Stark), pero la idea terminó descartada al considerarse que solo servía para incrementar la confusión narrativa.

GEORGE R. R. MARTIN: A mí el piloto me gustó. Más adelante caí en la cuenta de que era muy mal juez porque estaba demasiado cerca del material. Había quienes no sabían que Jaime y Cersei eran hermanos. Pero, claro, ¡yo no tenía ese problema! La enorme familiaridad que tenía con el texto me dificultaba mucho evaluar el episodio de manera objetiva. Me gustó que mantuvieran un nivel de complejidad relativamente elevado. Estoy amenazado de muerte si alguna vez enseño ese vídeo a alguien.

DAVID BENIOFF: HBO estaba muy indecisa. En todos los estudios lo tradicional es que los proyectos de la directiva anterior atraigan menos a los mandamases actuales. Y aquel era un proyecto muy caro.

DAN WEISS: Parecía que Mike se inclinaba por no contratar la serie. No estaba nada satisfecho, y con motivo. Decidió que quizá lo mejor sería asumir las pérdidas y dejarlo estar.

MICHAEL LOMBARDO: Estábamos en la sala de juntas y convoqué a los productores para una reunión de emergencia. La pregunta era si los responsables del episodio piloto creían que lo habían clavado. Porque si tu concepto es distinto al de ellos, ya puedes preocuparte de verdad. ¿Cómo enseñamos este piloto al director ejecutivo y lo convencemos de que apruebe la serie? ¿Cómo le hacemos ver que es una apuesta que merece la pena? Nos pusimos todos en modo “a ver cómo arreglamos esto”.

DAN WEISS: Habíamos hecho mucha introspección. Creo que lo único que hicimos bien fue responsabilizarnos de todos los errores. No señalamos a nadie más. Dijimos: “Sabemos que esto no es bueno, de modo que aquí tenéis lo que salió mal y de qué manera lo haríamos la próxima vez”. Fuimos recorriendo la lista. Creo que se llevaron la impresión, acertada, de que no estábamos intentando convencerlos de que los fallos eran características buscadas. Estábamos todos de acuerdo en que el nivel al que queríamos llegar quedaba muchos escalones por encima de aquello.

CAROLYN STRAUSS (productora ejecutiva y expresidenta de programación en HBO): Hubo muchos ruegos y súplicas. Creo que lo que resultó evidente fue que allí había una serie. Para eso se rueda el episodio piloto, porque se quiere estudiar qué funciona y qué no, averiguar si lo que estás proponiendo tiene recorrido. Cuando se arreglaran ciertas cosas, sería una historia que podría narrarse a lo largo de muchos episodios sin que dejara de avanzar, con personajes en continua evolución, pero no tan deprisa como para quedarnos sin trama.

El episodio piloto sin pulir y el plan de revisiones llegaron al entonces copresidente de HBO Richard Plepler, que era quien debía tomar la decisión definitiva. La empresa ya había invertido diez millones de dólares en aquel drama con dragones. ¿Querrían subir la apuesta?

DAVID BENIOFF: Cuando hicieron la proyección, sabíamos que la decisión de Richard nos llevaría a triunfar o a hundirnos. Pasamos una hora muy tensa esperando la llamada telefónica de Gina.

DAN WEISS: Es cierto eso de que del dolor se aprende. Era muy desagradable que nos hubieran dado la oportunidad de crear algo como aquello, una oportunidad que teníamos casi la total certeza de que no se repetiría nunca, y pensar que había una probabilidad del 52 por ciento de haberla jodido pero bien. Es una de las sensaciones más horribles que recuerdo.

DAVID BENIOFF: Entonces salió Richard y dijo: “¿Sabéis qué? Hagámoslo”.

RICHARD PLEPLER (excopresidente y exdirector ejecutivo de HBO): Estaba claro que una parte del reparto y de la narrativa no funcionaban. Había que arreglarlo; había que rodarlo otra vez. Pero en general la reacción emocional fue que se intuía lo atractiva que podía ser la serie. Es decir, igual que veías que había muchos problemas que era necesario afrontar, también veías que allí había magia.

DAN WEISS: Hay que reconocerle a Richard que supo ver más allá de los errores, que intuyó lo que podría ser aquello si esos errores se solucionaban.

HBO encargó diez episodios de Juego de tronos, incluida la filmación de un nuevo piloto. No solo se hicieron cambios en el guion y el plan de producción, sino también en el reparto y en el equipo técnico. McCarthy, director sin experiencia en televisión, fue reemplazado para el inicio de la serie por un veterano puntero en HBO, Tim Van Patten, que había dirigido muchos episodios aplaudidos de dramas en la plataforma. Entretanto, la actriz británica-estadounidense Jennifer Ehle, que interpretó a Catelyn Stark en el episodio piloto original, había cambiado de opinión respecto a la serie.

MICHAEL LOMBARDO: La actriz que hacía de Catelyn decidió que no quería mudarse a Irlanda del Norte. Yo no me lo podía creer. Y en esos casos tienes una conversación contigo mismo sobre si quieres obligarla a cumplir su contrato o no. Visto en retrospectiva, fue lo mejor que podía haber ocurrido. Michelle Fairley se quedó con el papel y estuvo fantástica. Benioff se había fijado en Fairley en una producción londinense de Otelo en la que interpretaba a Emilia, cuyas últimas y trágicas escenas de desmoronamiento y asesinato no difieren mucho del destino final de Catelyn Stark. “Emilia no suele ser un personaje en el que me fije normalmente en Otelo —relataba Benioff en El libro oficial de Juego de tronos—. ¿A quién le importa la esposa de Yago? Pero la interpretación de Michelle fue tan brillante que me fui del teatro pensando: “¿Quién demonios era esa actriz? ¿Tendrá un hueco en su agenda?””. Pero la decisión más dura que tuvo que tomar el equipo fue reemplazar a la actriz que interpretaba a Daenerys Targaryen. Según una fuente, dar la noticia de su cese a Tamzin Merchant fue “la llamada telefónica más difícil que [los productores] habían tenido que hacer en la vida”.

MICHAEL LOMBARDO: Había una integrante del reparto que tuvimos que replantearnos, [un papel] que ponía en riesgo la producción. Todos sabíamos que el trayecto de Daenerys era crucial para la serie. Y sus escenas con Jason no funcionaban.

JASON MOMOA (Khal Drogo): [Merchant] era magnífica. No sé muy bien por qué se hizo aquello. Pero con la llegada de Emilia todo encajó para mí. No me sentí “allí” de verdad hasta que llegó ella.

BRYAN COGMAN: Todas las personas involucradas en el piloto original acertaron de lleno con muchísimos de nuestros actores. A mí me pareció que Tamzin había hecho un trabajo excelente. Es difícil señalar qué aspectos no funcionaron. Pero al final es evidente que Emilia Clarke había nacido para interpretar ese papel.

Las segundas oportunidades son raras en Hollywood. Si intentas dar un gran golpe y fallas, se acabó ese proyecto, desde luego, y a veces se acabó toda tu carrera. A Juego de tronos se le concedió una segunda oportunidad nada habitual. Los productores, el reparto y el equipo estaban decididos a no echarla a perder.

HARRY LLOYD (Viserys Targaryen): Tuvimos suerte de que nos financiaran un ensayo de 10 millones de dólares.

Todos los hombres deben morir

Autor: James Hibberd
Editorial: Plaza y Janés
Formato: Tapa dura, 496 páginas
Precio: 22,90 euros

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