El Villarreal afronta una semana vital para frenar los casos de covid-19 detectados la semana anterior en su primera plantilla y poder adaptar un nuevo protocolo de entrenamientos que le permita preparar la final de la Supercopa de Europa que disputará el próximo 11 de agosto.
El equipo castellonense ha tenido que cambiar todo su plan de trabajo en esta pretemporada por la aparición de este brote de Covid, con lo que el equipo afronta una situación extremadamente complicada de cara a la final de la Supercopa de Europa.
Tras conocerse los dos positivos de la semana pasada, el club decidió anular su plan de trabajo y de partidos, ya que se esperaba que así se pudiera frenar la posible cadena de contagios en el primer equipo.
En un principio se dieron a conocer dos positivos en el grupo, con un jugador y un miembro del cuerpo técnico, lo que obligó a activar este estricto protocolo y anular tres amistosos y la concentración que debían llevar a cabo en Austria para trabajar de forma aislada en su ciudad deportiva y con un estricto protocolo.
Además, todos los miembros del primer equipo están pasando pruebas PCR a diario, con la idea de poder controlar la aparición de nuevos casos.
A falta de algo más de dos semanas para afrontar la final de la Supercopa, el Villarreal trabaja en grupos y con las bajas de algunos efectivos que pueden aumentar en los próximos días.
De no haber más contratiempos, el equipo jugará este jueves con el Levante un amistoso en su ciudad deportiva, para ya retomar su calendario de partidos este sábado ante el Olympique de Marsella en Francia.
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