Reparto de puntos en el Pizjuán en un encuentro en el que Lopetegui supo rectificar sobre la marcha. El Athletic se fue al descanso con un gol de ventaja, obra de Capa. El técnico local, consciente de la situación, optó por variar su sistema de juego inicial para situarse como el de su rival (tres centrales) y su equipo, con un tanto en propia puerta de Núñez, fue capaz de nivelar la contienda.
El dominio territorial correspondió a los sevillanos, pero Unai Simón apenas pasó por situaciones apuradas. La madera, cierto es, también jugó a favor de los visitantes en sendos intentos de Banega y De Jong. A los bilbaínos les quedó la duda de un tanto anulado a Kodro con 0-1 en el marcador por un apurado fuera de juego.
El entramado defensivo de los vascos impidió a los andaluces rentabilizar sus continuas aproximaciones tanto por bandas como por el centro. La mejoría experimentada por los hispalenses tras el descanso solo les dio para empatar. A los vizcaínos, en cambio, les faltó mayor convicción e insistencia a la hora de buscar el marco de Vaclik.
Lopetegui afrontó este primer partido del año en campo propio con un bloque titular muy similar al que despidió 2019 con victoria en Mallorca. El técnico local cubrió la baja de Reguilón por sanción con Kounde y apostó arriba por Oliver Torres en lugar de De Jong. El Sevilla fue fiel a su sistema de juego habitual.
Garitano, por su parte, recurrió al mismo dibujo táctico con el que los leones fueron capaces de puntuar en el Bernabéu. El Athletic, de esta manera, formó con tres centrales y dos carrileros, tres medios y dos puntas. La única variación respecto a Madrid vino dada por la entrada de Capa en lugar de Lekue.
Un relevo a la postre beneficioso para los propios intereses bilbaínos, puesto que el lateral diestro se encargó de abrir el marcador. Corría el minuto 14 de partido cuando el mencionado Capa, tras un salto previo de Raúl García en disputa con su marcador, se quedó solo con el balón ante Vaclik y le batió por raso. Los rojiblancos, ayer de verde de arriba a abajo por esas costumbres tan extrañas del fútbol moderno, cobraban ventaja ante un conjunto sevillano incapaz de crear peligro ante el marco de Unai Simón.
Los hispalenses lo intentaron tanto por el medio como por ambas bandas, pero se toparon contra la sólida muralla bilbaína y su propia incapacidad en los últimos metros. Un saque de córner olímpico de Banega que acabó con el balón en el larguero constituyó su más clara ocasión antes del descanso. El Athletic fue capaz hasta entonces de frenar las acometidas rivales, aunque a cambio dejó de asomarse en ataque con cierta frecuencia.
Lopetegui varió de táctica en el segundo tiempo. Escudero y De Jong comparecieron en lugar de Carriço y Oliver y el Sevilla pasó a jugar con tres centrales, dos carrileros largos y dos puntas. Los leones acusaron la embestida inicial de los hispalenses, con Yeray evitando el empate a las primeras de cambio, aunque a punto estuvieron de hacer el 0-2 en un sutil remate de Kodro que acabó en el fondo de la red, pero que el colegiado invalidó por fuera de juego.
De Jong remató poco después al palo y Núñez, en su intento de desviar un centro del mismo delantero local, batió a su propio portero en torno a la hora de juego. Garitano dio entrada entonces a Villalibre por Kodro y acto seguido a Unai López por un renqueante Williams. Raúl García pasó así a ejercer como delantero.
El partido se equilibró a partir de ahí. Mudo Vázquez fue el último revulsivo de Lopetegui en busca de la victoria. Los sevillanos siguieron intentándolo hasta el final frente a un Athletic que optó por no salir de la cueva.
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