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Sí había moraleja

Existía una enorme curiosidad por comprobar el funcionamiento de esta Eurocopa. Este tipo de competiciones suelen marcar, en cierta medida, la evolución en el corto y medio plazo del fútbol. Se observa cuáles son las propuestas más interesantes al objeto de poder aplicarlas en el futuro.Y , lo cierto, es que sea Europa, dejando al margen lo esperpéntico de la fórmula de competición elegida -no hay por dónde cogerla, hasta el punto de que el propio presidente Ceferin se ha visto obligado a reconocer el fracaso de la misma-, el desarrollo del campeonato ha resultado interesante. Comenzando por lo último, el apartado referente a los árbitros, hemos de saludar con satisfacción esa clara tendencia marcada a la hora de restringir la casuística relativa a los penalties, permitiendo que el sentido común volviera a imponerse, encareciendo, y mucho, la señalización de la máxima pena, fundamentalmente en los campos derivados de contactos con la mano. Confiemos en que el ejemplo cunda a partir de ahora.

Y en cuanto al fútbol propiamente dicho, habremos de admitir con satisfacción, que, en líneas generales, las propuestas futbolísticas presentadas por las diferentes selecciones, han estado bastante por encima de lo que es habitual. Ha primado el fútbol vistoso por encima del timorato y encorsetador de talentos. Así, selecciones como Bélgica, Dinamarca, España y, sobre todo Italia, han mostrado el camino a seguir en el futuro. Por el contrario, una Inglaterra, plagada de talento -como nunca antes-, optó por someterlo a un sistema mucho más conservador, e interpretando el papel de la Inglaterra menos inglesa de la historia, terminó por hincar la rodilla ante la proactiva Italia. Esta Eurocopa, en efecto, tenía moraleja.

Carlos Fernández sustituye a Silva en El Sadar
Carlos Fernández sustituye a Silva en El Sadar

El monarca y su delfín

Como en cualquier otra faceta colectiva de la vida, el fútbol se deja conducir siempre por un líder, por alguien cuya luz se proyecta sobre el juego del equipo, y lo guía hacia los objetivos propuestos. Y en la Real ese líder se llama
David

Silva. El canario tiene ya siete lustros a la espaldas, y no va a durar para siempre, es obvio. Dada la trascendencia de su presencia en la constitución del juego de este equipo, y los números son muy tercos a la hora de evidenciarlo, preocupa la sucesión del “monarca” de Arguineguín , al que se busca un delfín capaz de tomar el testigo con garantías. A lo largo de la pasada campaña, y debido a la frecuentes ausencias del canario,
Imanol
probó diferentes fórmulas para paliar los efectos de esa ausencia con éxito desigual. Fueron varios los hombres que se turnaron en la rueda de oportunidades, pero ninguno acabó por satisfacer plenamente las exigencias del nuevo rol. Quizás uno de ellos,
Carlos
Fernández
, se acercó al nivel requerido, mostrando una versatilidad muy a tener en cuenta. Fue, fundamentalmente en el encuentro frente al Celta en Anoeta, donde pudimos vislumbrar una posible adecuación al puesto, cuando las circunstancias lo propiciasen, asegurando así una futura sucesión.

Una alternativa con matices

La llegada de Ryan a la Real se inscribe en la estrategia de dotar de una mayor grado de competitividad y de exigencia al puesto de portero. Imanol no estaba satisfecho con el estado de cosas de la pasada campaña, en la que Moyá interpretó un papel con notables dosis de proteccionismo sobre la figura de Remiro, algo que desaparece con la arribada del australiano.

Situación incómoda

Tener un contrato en vigor no significa necesariamente la continuidad. Ese es el caso de los llamados transferibles. Tanto Willian
José, como Kevin o Aihen, saben que no entran en los planes del entrenador, pero mientras no se propicie una salida, siguen trabajando con el resto de compañeros. Imagino que no es sencillo gestionar una situación como ésta, ni para ellos ni para el propio club.


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