Con el orden de prioridades que tenemos ahora, lo que suceda en el deporte está muy atrás en la lista. Pero el río volverá a su cauce más tarde o más temprano y mientras tanto habrá que ir tomando decisiones sobre cómo encauzar este desbordamiento. Me gustó el discurso de Rubiales. Se lo compro todo. La temporada actual habrá que terminarla en algún momento. No puede quedar desierta.
El aplazamiento de la Eurocopa supuso eliminar un muro para todos los torneos nacionales. El presidente de la Federación habló sin tapujos de prolongar el curso por encima del 30 de junio, aunque no fuera lo idóneo. Y es que sería una injusticia cualquiera de las medidas intermedias que se adoptasen para dar por concluida la campaña. Siempre habría algún perjudicado.
Vayamos a un ejemplo en el que el Athletic podría verse inmiscuido. Si nada se juega y se suspende todo… ¿qué tres clubes irían a la Europa League? Getafe y Atlético parecen claros al ocupar la quinta y la sexta posición, respectivamente, en este parón. ¿Para quién sería la otra? ¿Para el Valencia por ir séptimo? ¿Para el Athletic por estar en la final de Copa? ¿Cuál sería el criterio a elegir? Cabe recordar que la Real Sociedad, el otro finalista, entraría en Champions como cuarto clasificado.
Es evidente que el regreso a la normalidad será progresivo. Lo que traducido al fútbol significa que las primeras jornadas serán a puerta cerrada. Lo que más preocupa al seguidor rojiblanco es la final de Copa. Que sea el punto final a la temporada apunta como mejor opción para que pueda disputarse con público. Una ventana a la esperanza. Pero son muchas piezas a encajar en este puzle y Rubiales hizo bien en no pillarse los dedos colocando una fecha.
Ni una pandemia ha servido para rebajar el clima de tensión entre la Federación y la Liga. Ambas instituciones tienen ideas positivas desde cada lado de su trinchera. Pero Rubiales y Tebas podrían dejar de lanzarse pullas en cada comparecencia. Aunque sea por unos días. Si no son capaces de aparcar sus diferencias ni en una situación así y tragar sapos y culebras por el bien común, lo mejor sería que cuando esta crisis haya finalizado cedieran sus bártulos y se quedasen otra vez en casa. Si hay voluntad, encontrarán una solución.
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