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“Si lo hace Bad Bunny lo aplaudimos, pero a Edu Casanova lo enterramos”: con los hombres, a veces, el problema no es el vestido

Han transcurrido ya varios días, pero Jorge Motos todavía no es capaz de poner palabras a todo lo vivido, y lo sentido, en su primera aparición en la gala de los Premios Goya. “Recuerdo muy poco de lo que pasó. Sigo en una nube, fue como una especie de sueño. Me emociono al pensar en ello”, asegura el actor de 22 años. Aunque no pudo llevarse a casa el galardón al mejor actor revelación por su papel en Lucas, el valenciano sí consiguió que todos los objetivos apuntaran hacia él. Gracias a un conjunto de Palomo Spain, compuesto por una chaqueta estructurada blanca forrada en encaje y un pantalón de terciopelo, que remató con un maquillaje de fantasía con perlas, el intérprete sí se alzó con el premio oficioso a gran revelación de la alfombra roja.

“Para mí llevar un Palomo siempre había sido un sueño. Cuando me lo probé por primera vez y me miré al espejo me puse a llorar”, aclara Motos, uno de los embajadores de una nueva generación de actores decididos a romper con los arquetipos y apostar por prendas sin género o tradicionalmente femeninas. Una corriente que en la más reciente edición de los Goya vivió una de sus más sugerentes, y a la vez controvertidas, manifestaciones.

Por otro lado, Eduardo Casanova ya podía intuir que su elección estilística no iba a estar exenta de polémica. El actor conocido por Aída (2005-2014) y la dirección de Pieles (2017) regresaba a la gala apostando por un corpiño negro con un escote que dejaba sus hombros al descubierto, pantalón negro y lazos de color rosa, siguiendo la apuesta estética de su próxima película como director, La piedad. “Lo cierto es que mientras hacíamos el look estábamos un poco cagados”, confirma a ICON Jaime Álvarez, director creativo de la firma Mans Concept y responsable del vestuario. “Eduardo repetía constantemente, ‘Nos van a dar hasta en el carné de identidad’, pero no esperábamos tantos insultos”.

Eduardo Casanova, en la alfombra roja de los Goya 2022.Carlos Alvarez (Getty Images)

Desde el momento en el que posó ante los fotógrafos, el actor comenzó a recibir en su cuenta de Instagram una oleada de mensajes de odio –”vividor”, “cínico” o “sidoso”, entre otros improperios– que ha denunciado en un comunicado publicado en la misma red social. “La serofobia es muy peligrosa y contribuye aún más al estigma de las personas seropositivas. Este mensaje es absolutamente injustificable. Es un mensaje de odio homófobo y serófobo, y creo que entre todos debemos denunciar a esta persona y hacerla entender lo confundida que está, lo antigua que es y el daño que puede hacer. Pongo su Instagram a disposición de la Policía Nacional”, denunció el actor.

Este episodio ha puesto en evidencia los frontales ataques de odio que sufren en España aquellos que se atreven a lucir moda no normativa, pero también ha despertado una oleada de solidaridad que trasciende el ámbito de la industria cinematográfica. “Está destrozado anímicamente porque los insultos se fueron de madre, pero creo que es un look que va a marcar un antes y un después. España no tiene cultura de moda y eso se nota”, sostiene Álvarez. “Es una vergüenza lo que le ha pasado y una muestra más de que la homofobia sigue presente en nuestra sociedad”, añade Motos. Quien vistió a este joven actor en los Goya, el diseñador Alejandro Palomo, también se suma a la condena y califica de “aberrante” lo sucedido con Casanova. “No entiendo por qué siguen pasando estas cosas. Imagino que tiene que ver con la falta de educación y la división ideológica de España. Si permitimos que se digan las cosas que se dicen en televisión, dando voz a paletos y palurdos que afirman que hay que regalarle una muñeca a las niñas y un camión a los niños, el odio crece y crece”.

El cordobés, que fundó su firma Palomo Spain en 2016, se ha convertido en una de las estrellas indiscutibles de la moda masculina española gracias a un imaginario en el que no existen límites ni prejuicios. Él mismo, gracias a su labor como juez del talent de RTVE Maestros de la costura, ha conseguido expandir en cada programa las fronteras de lo que estamos acostumbrados a ver en la televisión pública con looks personalísimos. Una exposición mediática que naturaliza y visibiliza, pero que también conlleva un coste personal para su protagonista. “Yo nunca recibo críticas en mis perfiles, pero cuando cuelgan mis fotos en el perfil oficial del programa tengo que leer todo tipo de barbaridades. Que si soy un carnaval, que si vaya pintas… Nada muy violento, pero parece que la gente tiene ahí vía libre para decir lo que le dé la gana”, admite.

Jorge Motos, en la alfombra roja de los Goya 2022.LLUIS GENE (AFP via Getty Images)

¿Pueden suponer este tipo de controversias una regresión en una tendencia que parecía imparable? ¿Quedarán desalentados aquellos que teman que un estilismo los convierta en la diana de trolls y haters? Freddy Alonso, uno de los estilistas más reclamados de nuestro país, cree que sucederá justo lo contrario. “Quien quiera arriesgar o aprovechar ese momento en una alfombra roja para expresar algo lo va a seguir haciendo. Pongo la mano en el fuego a que el año que viene el look de Eduardo Casanova va a ser aún más fuerte que este”, opina.

Su responsable corrobora esta sospecha. “La polémica ni me afecta ni me cohíbe. Me impulsa a crear moda más innovadora y rompedora”, sostiene Álvarez, que reivindica la labor de intérpretes como Casanova, Paco León, Alfred García, Guillermo Lasheras o el propio Motos como agentes del cambio. “Hay una corriente que lo está dando todo desde ya. Lo que no podemos hacer es que si se lo vemos a una figura internacional lo idolatramos y, si es alguien español, lo calificamos de mamarracho”.

Aunque reconoce que la repercusión de su elección en la gran noche del cine español fue muy positiva, Jorge Motos también se ha tenido que enfrentar con anterioridad a todo tipo de insultos. “¿Y quién no?”, se pregunta, confesando después que ha acudido a terapia para aprender a gestionarlos: “Al final utilizas estos sucesos como una forma de empoderamiento”. Por eso, mientras continúa en la búsqueda y definición de su estilo personal, no está dispuesto a renunciar a disfrutar de la moda y el maquillaje, una forma más de “expresión y comunicación” con la sociedad.

Una de las imágenes del cantante Bad Bunny en la campaña del diseñador Jacquemus.

Palomo se muestra encantado de que los jóvenes estén desafiando los códigos tradicionales: “El cambio generacional es evidente. Se visten diferente con toda la naturalidad del mundo, es algo innato. Para ellos, arreglarse no significa ponerse un esmoquin, no se sienten guapos llevándolo”. “Las alfombras rojas han cambiado mucho en los últimos años”, ratifica Freddy Alonso. “Antes todo estaba muy uniformado y ahora se aplaude más la diferencia”.

Poco después de que los improperios vertidos contra Eduardo Casanova coparan los titulares de la prensa generalista, un vídeo de TikTok protagonizado por el activista LGTB+ Daniel Valero se convertía en viral.

Con más de 385.000 reproducciones hasta la fecha, comparaba las imágenes de Eduardo Casanova en los Goya con una fotografía de la última campaña de la firma francesa Jacquemus, en la que el artista puertorriqueño Bad Bunny posa luciendo un vestido rosa con sandalias de tacón. “¿Por qué una imagen se celebra y se admira y la otra provoca burlas e insultos?”, se cuestiona Valero, que denuncia una doble vara de medir en lo relacionado con este tipo de atrevimientos estilísticos, dependiendo de la orientación sexual de quien los protagonice. El director creativo de Mans Concept considera que estos episodios esconden “una gran corriente homófoba”. Lo resume así: “Cuando se pone un vestido Bad Bunny, que es hetero, lo ponen en un altar; y si lo hace Casanova, con un traje mucho menos femenino, lo entierran vivo”.

Harry Styles, en la gala Met celebrada en 2019.Taylor Hill (FilmMagic)

Además del reguetonero, son varias las estrellas globales del cine o de la música que en los últimos años han apostado por alejarse de la masculinidad tradicional en lo concerniente a la moda, canalizando una tendencia que ya se deja notar en la industria copada por nuevas propuestas unisex y agender. Para disgusto de algunos como el actor Sean Penn, que ha declarado recientemente que “los hombres se han vuelto bastante feminizados”, las nuevas estrellas masculinas renuncian a la normatividad heteropatriarcal luciendo vestidos, faldas, crop tops, collares de perlas y una manicura cercana al terreno del nail art. Los cantantes Harry Styles y Olly Alexander (Years & Years), los raperos Kid Cudi, Lil Nas X y ASAP Rocky o los actores Billy Porter, Ezra Miller o Dan Levy son algunos de sus más aplaudidos embajadores. Según reflejan los datos compartidos por la plataforma especializada en búsquedas de moda Lyst, las consultas relacionadas con el término sin género se incrementaron en un 33% desde el inicio de 2021.

Uno de los hitos más comentados fue el protagonizado por Styles, que se convirtió en el primer hombre en ocupar en solitario la portada de la edición estadounidense de la revista Vogue en su número de diciembre de 2020. Las imágenes, en las que el ex miembro de One Direction lucía un vestido con cola y volantes firmado por Alessandro Michele o kilts escocesas, fueron criticadas por pioneros de la moda no binaria como Billy Porter. “Yo creé la conversación y, sin embargo, Vogue sigue eligiendo a Harry Styles, un hombre blanco heterosexual, con un vestido en su portada por primera vez (…) Esto es política para mí, esta es mi vida. Tuve que luchar toda mi vida para llegar al día en el que pudiera usar un vestido para los Oscar y no acabar asesinado”, alegó el actor de la serie Pose en una entrevista en The Times. Tras la repercusión de sus palabras, el ganador del Emmy pidió disculpas al cantante asegurando que la conversación no trataba sobre él.

“Creo que Harry Styles se está apropiando de la cultura queer de una forma un poco más forzada, lo veo más marketing”, sostiene Jaime Álvarez. Por otro lado, tanto Freddy Alonso como Jorge Motos consideran al intérprete de éxitos como Watermelon Sugar un referente fundamental por su capacidad para hacer llegar el mensaje a un público mayoritario. Alejandro Palomo se posiciona favorable a esta segunda corriente de opinión: “Es necesario que figuras idolatradas se vistan de una forma absolutamente libre, sea cual sea su sexualidad. Al final, cuando esto llega a la masa, la gente abre su mente y lo normaliza”.

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