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Siete lecciones para explicar en las aulas las vidas rotas por el terrorismo

“Cada mañana, cuando salíamos, o los fines de semana, camino de nuestro club a las actividades deportivas de los niños, nadie subía al coche sin que antes Pedro o yo hubiéramos mirado los bajos con aquella entrañable linterna, observado si las cerraduras de las puertas delanteras tenían signos de haber sido forzadas”. Es un fragmento del testimonio de Conchita Martín, viuda del teniente coronel del Ejército Pedro Antonio Blanco, asesinado por la banda terrorista ETA en el año 2000, sobre el que tendrá que reflexionar el alumnado de Educación Secundaria Obligatoria (ESO) de Navarra y de todas aquellas comunidades autónomas que quieran participar en el proyecto Memoria y Prevención del Terrorismo.

Se trata de incluir, en distintos niveles de ESO y Bachillerato, dentro de asignaturas como Historia, Valores Éticos, Filosofía y Psicología, las siete unidades didácticas sobre la historia del terrorismo que han elaborado los ministerios de Interior y de Educación y Formación Profesional. También han colaborado en su redacción el Centro Memorial de las Víctimas del Terrorismo y la Fundación Víctimas del Terrorismo, así como otras entidades y asociaciones.

La primera de estas unidades se presentó ya en 2018, pero es ahora cuando se han desarrollado y publicado las seis restantes. El objetivo es enseñar al alumnado la historia del terrorismo en España y en el mundo a través de sesiones formativas y actividades de reflexión, repartidas por cursos y asignaturas del modo que establezcan las comunidades autónomas que decidan llevarlas a las aulas. Están disponibles en castellano, euskera, catalán y gallego, y cuentan con cuadernillos complementarios para alumnado y profesorado.

El acto de presentación se realizó este lunes en Pamplona, porque es precisamente la Comunidad foral la que, de cara al próximo curso, introducirá con carácter obligatorio estas unidades didácticas en el currículum educativo para la ESO (12 a 16 años). En este sentido, el ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, explicó durante la presentación “son las comunidades autónomas las que deben promover el uso de estos materiales didácticos en sus respectivos sistemas educativos”. Materiales que, ha apuntado, “ayudan a los educadores a dar a conocer a las nuevas generaciones los orígenes del terrorismo, su evolución y el horror que siembran, y a transmitir los valores de libertad, paz y democracia”. También se han interesado por el proyecto Madrid, La Rioja, Castilla y León, Extremadura, Andalucía y la Comunidad Valenciana.

Del nacionalismo radical y el GAL al yihadismo

No existe consenso internacional —ni teórico ni normativo ni judicial— sobre la definición de terrorismo. Por eso, en las unidades didácticas —accesibles al público general en la web del Ministerio del Interior— se hace referencia a las propias características del concepto, como la violencia clandestina o la generación de un clima de terror para imponer objetivos políticos.

Contenido del proyecto Memoria y Prevención del Terrorismo.

También se detallan los diversos tipos de terrorismo que ha sufrido España, con un desglose según la ideología de las diferentes organizaciones terroristas. Distingue, por ejemplo, entre nacionalistas radicales (ETA, Euskadi y Navarra, o EPOCA, Cataluña); extrema izquierda (GRAPO – Grupos Antifascistas Primero de Octubre); ultraderecha (BVE -Batallón Vasco Español- o Triple A -Alianza Apostólica Anticomunista- o GAE -Grupos Armados Españoles-) y yihadistas (Al Qaeda, Dáesh).

Asimismo, se explica lo que fueron los autodenominados Grupos Antiterroristas de Liberación (GAL): “En esos años ochenta también hizo su aparición un tipo de terrorismo parapolicial, encuadrado bajo las siglas GAL. Algunos cargos públicos, entre ellos el entonces ministro del Interior, y un grupo de funcionarios de las Fuerzas de Seguridad estuvieron implicados en esta trama ilegal. Su propósito era combatir a ETA usando sus mismos métodos. Entre 1983 y 1987 los GAL cometieron 27 asesinatos. Su caso, igualmente horrible e injusto para las víctimas, nos recuerda que la lucha antiterrorista debe respetar las reglas del Estado de Derecho para evitar igualarse con el terrorismo al que se enfrenta”.

Entender la radicalización

Por otra parte, se ahonda en el concepto de radicalización. Se intenta desmontar mitos como el que detrás de un terrorista hay una persona con un trastorno mental o que existe un perfil típico. Dos de las falsedades desmontadas desde hace años por los expertos en la materia. También se destierra la idea de una única raíz causal: “Se ha tratado de relacionar la radicalización con raíces causales como la pobreza, la educación o la psicopatología. A pesar de ello, tampoco se puede sostener que exista un único factor contribuyente, sino que existen múltiples factores”.

Todas las sesiones formativas incluyen actividades para hacer reflexionar al alumnado, para que se pongan en la piel de las víctimas, pero también para que conozcan la historia detrás de los terroristas. En los estudios de caso, se plantean tres supuestos, enmarcado cada uno de ellos en un tipo de terrorismo diferente. Por ejemplo, el de Ahmed: ¿cómo llega a convertirse un chico con una vida relativamente normal en un terrorista yihadista que combate en Siria en primera fila?

Estas unidades didácticas recorren la historia contemporánea desde los inicios de la banda terrorista ETA durante la dictadura franquista, pasando por el GRAPO, los GAL, hasta los últimos atentados yihadistas cometidos por el Dáesh. Un recorrido por la historia y los fundamentos básicos de las diferentes organizaciones terroristas que tienen una base común: los relatos de las víctimas.

En esta línea, la presidenta navarra María Chivite subrayó en el acto de presentación que dar a conocer en las aulas de forma obligatoria la historia del terrorismo reciente a través de los testimonios de las víctimas era una asignatura pendiente, no solo por la necesidad de explicarlo como “un fenómeno social”, sino “por su contribución a la verdad, la memoria y la transmisión de valores para no olvidar el drama personal y familiar que hay detrás de cada víctima”.

Esta misma idea fue recalcada por la ministra de Educación y Formación Profesional, Pilar Alegría, que destacó: “Desconocer el terrorismo, su alcance y el daño que ha producido es desamparar a la ciudadanía”. Por ello, “llevar el testimonio de las víctimas a los centros educativos es un acto de justicia y dignidad”, concluyó.

42 víctimas de ETA en Navarra

La banda terrorista ETA asesinó a 42 personas en la Comunidad foral de Navarra durante sus 34 años de historia. La primera víctima mortal fue el comandante de la Policía Armada Joaquín Imaz, asesinado el 26 de noviembre de 1977 en los alrededores de la plaza de toros de Pamplona. Fue tiroteado por la espalda cuando se acercaba a su coche. El 30 de mayo de 2003, 26 años después, la banda cometió sus dos últimos asesinatos en territorio foral. Las víctimas fueron los policías nacionales Julián Embid y Bonifacio Martín, que fallecieron tras explotar una bomba lapa en el vehículo en el que viajaban a la localidad de Sangüesa, donde se dedicaban a expedir el DNI.

En el conjunto de España, el último atentado mortal de la banda tuvo lugar el 30 de julio de 2009 en Mallorca, y una de las dos víctimas fue Diego Salvà Lezaun, de 27 años, nacido en Pamplona, aunque criado en la isla. Entre el primer y el último asesinato que cometió ETA en Navarra transcurrieron 26 años de terror. 

Una de las fechas clave en la respuesta ciudadana ante la banda terrorista fue el 6 de mayo de 1998. Aquel día ETA asesinó en la puerta de su casa a Tomás Caballero, portavoz de UPN en el Ayuntamiento de Pamplona. El asesinato conmocionó a la ciudad, que salió a manifestarse de forma masiva.

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