Míchel no se cansa de repetirlo. “Quiero hacer historia en este club”. Pues bien, ya la ha hecho en racha de jornadas sumando. El equipo acumula siete partidos sin conocer la derrota en Liga tras cosechar tres victorias y cuatro empates, algo que no había sucedido hasta el momento con el equipo en Primera.
El cuadro rojiblanco ha dado un paso al frente contra un Sevilla que planteaba un encuentro con muchos centrocampistas para evitar así las transiciones de los locales. A pesar del dominio, ya habitual, en muchos momentos del encuentro, los gerundenses se han topado de nuevo con la pesadilla de los goles encajados. Una falta mal defendida contra jugadores como Gudelj, Rafa Mir, Fernando o Nianzou, entre otros, se paga muy caro. De nuevo, eran necesarios un mínimo de dos goles para contraponerse al error que delimitó al cuarto de hora del primer tiempo, y eso que los rojiblancos ya habían tenido dos ocasiones claras para ponerse por delante.
A pesar de cuajar un ‘de más a menos’ durante los primeros 45 minutos, los hombres comandados por el míster vallecano dieron un paso más al volver al verde tras el descanso. La presión, el desgaste y el sacrificio ante una muro sevillista formado por cinco jugadores no podía empañar una cita que estaba dejando buenas sensaciones en muchos aspectos.
Dicho y hecho. Minuto y medio necesito un tal Cristhian Stuani para poner la réplica en el electrónico. No sé cuántas vidas tendrá el charrúa, pero con el Girona van unas cuantas más de siete. Montilivi despertó de la pesadilla y empujó al equipo hasta la victoria ante un Sevilla que tenía una oportunidad fantástica para olvidar el pasado y empezar una nueva y buena dinámica.
El Girona perdonó muchas veces, pero esta vez no iba a ser el día. Continuó insistiendo en ambas parcelas, tanto ofensiva como defensivamente por las transiciones que quiso proponer el cuadro de Sampaoli. Y ahí se necesitó vida, vida en forma de piernas para dar oxígeno en un último esfuerzo.
Pues llegó. Llegó el premio en forma de tres puntazos que, no solo sellan una victoria importantísima, sino que también significa un partido más sin conocer la derrota, con la dificultad que eso supone teniendo en cuenta que no hay un partido en el que el Girona se marche a casa sin encajar.
Siete vidas tiene un dato, aunque Míchel intentará que ese dato tenga muchas más vidas para lograr así el objetivo de la permanencia y, quien sabe si también, el de soñar con un nuevo dato histórico en forma de puntos.