Sin PET ni First: los centros bilingües de Madrid se quedan sin examen de nivel de inglés hasta el curso que viene



Cartel de una campaña de la Comunidad de Madrid para promocionar colegios bilingües.SAMUEL SÁNCHEZ

Tercer curso de pandemia y tercer curso que las pruebas de evaluación externa del Programa Bilingüe de la Comunidad de Madrid son un desastre. Este año no hay empresa que haya ganado el concurso de licitación para realizar los exámenes a los alumnos de sexto de Primaria y cuarto de la ESO de los centros bilingües, los que cada año pasan por esa prueba por dos razones: conseguir un título oficial y decidir su futuro académico dentro de un centro bilingüe. Si van por el itinerario denominado Sección, estudiarán tres asignaturas en inglés; si acceden al Programa, solo una. Una diferencia vital para muchos de ellos. PeopleCert International Limited, que realizó el curso pasado unos exámenes caóticos cuyos resultados además entregó tarde, presentó este curso la única oferta, y a la baja, para realizar la prueba, por lo que la Administración ha declarado el procedimiento “desierto”. Y sin empresa, no hay examen. La Comunidad de Madrid promete realizarlo “lo antes posible, antes de que termine 2022″. Para algunos puede ser demasiado tarde. Para otros, el síntoma de que algo falla en Madrid.

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“¿Por qué no se presentan empresas serias?”, pregunta Esteban Álvarez, portavoz de los directores de Secundaria (Adimad). “Porque aquí todo es un desastre. Huyen de Madrid porque las condiciones económicas que proponen no son rentables”.

La Consejería de Educación escribió la semana pasada un correo a los centros, al que ha tenido acceso EL PAÍS, lamentando que “este año el procedimiento ha quedado desierto”. “La intención”, continúa en el escrito, “es iniciar un procedimiento alternativo que permita que todos los alumnos puedan realizar el examen antes de que finalice el año”. “Debido a este retraso”, avanza, las decisiones en el proceso de asignación del alumnado a las vías de Sección y Programa se tomarán atendiendo prioritariamente al expediente académico y al informe de final de etapa del alumno, “tal y como ya se hizo en abril de 2020″.

A pesar de haber mandado ese correo a los centros, la Administración ha insistido a este periódico que los exámenes se harán “lo antes posible” y que “no hay una fecha fija aún”, sin aclarar si conseguirá, o no, que haya pruebas antes de que acabe este curso.

La Comunidad de Madrid —que cuenta con 597 centros públicos bilingües, de los que 194 son institutos; y 223 concertados, con unos 358.000 alumnos matriculados en total— ha defendido desde hace más de una década su compromiso activo de incorporar el inglés como primera lengua extranjera. De hecho, desde el 2004 lleva a cabo un programa propio de enseñanza bilingüe donde las asignaturas en inglés ocupan al menos un 30% del horario lectivo.

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Para evaluar lo que se convirtió en una de las propuestas estrellas del Gobierno de Esperanza Aguirre, el Gobierno regional prometió a los alumnos que se acogieran al programa que tendrían acceso gratuito a las pruebas de evaluación externas.

Era un instrumento para medir y garantizar la calidad del Programa Bilingüe a través de los exámenes que supuestamente realizan prestigiosos centros de evaluación en inglés, como el Trinity College, de Londres, o el Cambridge English Assessment, que depende de la Universidad de Cambridge. Pero el prestigio lleva años por los suelos. Tanto, que estas empresas con una reputación a sus espaldas ya ni se presentan al concurso de licitación anual.

El resultado de todo eso, este curso, lo sufrirán sobre todo los alumnos que pasen a Secundaria, que optarán al itinerario Sección o al de Programa en función de un informe que realizará su equipo docente, lo que deja en el aire si se pierde o no la objetividad resultante de un examen externo y pone en el foco a los profesores, saturados desde que comenzó la pandemia. Y con el aliento ahora de los padres detrás.

El consejero de Educación, Universidades y Ciencia, y portavoz de la Comunidad de Madrid, Enrique Ossorio.Alberto Ortega (Europa Press)

Óscar Centeno, portavoz de los directores de Primaria, admite que esta circunstancia “supone una complicación más” porque requiere mayor coordinación de los docentes que tendrán que elaborar un informe lo más objetivo posible. Aunque Centeno también entiende la espera. “El año pasado fue un desastre y las notas las entregaron tarde, por lo que ya nos vimos obligados a hacer lo mismo que este curso. Y el anterior, pues lo mismo, porque en aquel momento no se pudo hacer por el confinamiento. Llevamos haciendo ese informe desde que comenzó la pandemia”.

Cada año, la Comunidad de Madrid saca a concurso la licitación por un precio que ha ido aumentando desde los 2,5 millones de 2015 hasta los 5,4 millones de este mismo curso. La empresa que lo gana examina de las cuatro destrezas (comprensión y expresión, oral y escrita) a los menores de sexto de Primaria, que se suelen presentar al A2 o al B1 (lo que según la nomenclatura de Cambridge English Assessment equivale al Key English Test, conocido como KET, o al Preliminary English Test, el PET) y a los de cuarto de la ESO, que se preparan para el B2 o el C1 (el First o Advanced Certificate, respectivamente). En los últimos seis años se presentaron unos 200.000 alumnos.

Pero ese examen lleva tres cursos seguidos de polémica en polémica. En 2020, debido a la pandemia, las pruebas se cancelaron y el Gobierno regional prometió a los estudiantes que las realizarían al año siguiente. Sin embargo, tuvieron que salir en diferentes medios de comunicación protestando porque incumplieron su promesa. Finalmente, lo realizaron año y medio después.

Pero lo más sangrante ocurrió el curso pasado. PeopleCert International se hizo cargo de las pruebas y en algunos centros los examinadores llegaron con horas de retraso, no sabían qué debían hacer exactamente e incluso se equivocaron de centro, llevando las pruebas a uno que no tocaba.

La empresa se ha visto perjudicada por aquella experiencia a pesar de presentarse este año con una oferta de más de un 40% a la baja con respecto al presupuesto fijado por la Comunidad.

“Se constató que en ambos lotes la oferta concurría en presunción de anormalidad [al ser] un 41,7% y un 42,3% inferior al presupuesto base de licitación”, explica la Administración en el portal de contratación, que aprovecha para enmendarle la plana a la empresa. “La realidad es que la prestación del servicio [en el curso 2020-21] fue defectuosa, afectando a 2.285 alumnos de 6º de Educación Primaria, (lote 1), y a 2.985 alumnos de 4º ESO (lote 2) (…). Remarcar que en el caso del Lote 2 este servicio defectuoso afectó a más del 12% de los alumnos que tenían que hacer las pruebas (…)”.

Mientras, los profesores se preparan para asumir una responsabilidad extra. Esther López de Ochoa, coordinadora bilingüe de un centro de la región madrileña, admite que la objetividad de una prueba externa se pierde en su sentido más estricto, aunque añade algo que podría ser positivo: de esta manera pueden corregir “un mal día de un alumno en un examen”. “El problema de esto es que el concurso de licitación lo sacan el mismo curso que se tienen que hacer los exámenes. Deberían estar ahora decidiendo los del año que viene”, sugiere. Ante este nuevo imprevisto, ella ha pensado que para que su informe sea lo más completo posible realizará una prueba de inglés similar a la de Cambridge English Assessment para evaluar a sus alumnos. “Es algo que no tenía previsto. Pero como lo que he estado trabajando hasta ahora se va a la basura, intentaré enmendarlo de esta manera”.

Esa opción, sin embargo, dependerá de cada uno de los maestros, porque no están obligados a hacerlo. “Cuando se acerque el final del curso sufriremos la presión de los padres, que nos preguntarán en qué nos basamos para elaborar el informe de sus hijos”, avanza.

Carmen Morillas, presidenta de la Federación de Asociaciones de padres Francisco Giner de los Ríos, apunta a una pregunta recurrente también por los directores, los profesores y CC OO: “El problema es que se externalizó este servicio para que lo hicieran empresas privadas. ¿Por qué no lo hacen las Escuelas Oficiales de Idiomas que están perfectamente preparadas?”. La respuesta, sin embargo, es de fondo: el título conocido internacionalmente lo expiden esas empresas. “Entonces nuestros gobiernos deberían luchar para reivindicar el valor de las escuelas y sus títulos”, insiste López de Ochoa. Ese horizonte es lejano. El cercano consiste en arreglar el tercer año de entuertos con el certificado de inglés de los alumnos madrileños.

Las empresas privadas cobran hasta 210 euros por cada prueba

Que, por ahora, ninguna empresa haya ganado el concurso de la Comunidad de Madrid no significa que los alumnos no puedan realizar ese examen a tiempo, es decir, a finales de curso, como cada año. Como todo, quien quiera pagar por hacerlo, tendrá su certificado, porque siempre se puede recurrir a la vía privada. Los exámenes individuales cuestan entre 105 euros el más barato hasta 210 el más caro, un extremo al que hasta ahora se acogían los mayores, los que pasan a Bachillerato, por si necesitan el título oficial para pedir una beca o, más tarde, para acceder a grados universitarios que exijan esa titulación en el idioma.

La Consejería de Educación insiste en que los alumnos realizarán los exámenes “lo antes posible”, aunque lo cierto es que todavía no se ha sacado un nuevo concurso. “Se están estudiando diferentes posibilidades para contratar el servicio”, resume un portavoz, sin aclarar nada más.

Eso sí, cuando los directores recibieron el correo de la Consejería de Educación la semana pasada, solicitaron a la Administración que si el examen se realizaba después de verano —como todo apunta que va a pasar, por lo que han trasladado a diferentes grupos de padres en reuniones en los centros educativos— que se hiciera  a partir de octubre. “Septiembre es un mes muy malo para los chicos, que entran en un nuevo curso”, explica Óscar Centeno, el portavoz de los centros de Primaria.

“El Gobierno de Madrid va sin rumbo en el proyecto bilingüe. Todo cuantitativo para la propaganda y están deteriorando lo cualitativo”, critica Isabel Galvín, portavoz de Educación de CC OO. “La falta de planificación y organización de la Consejería causa un daño al alumnado que será mayor o menor en función de la capacidad económica que tenga su familia”, lamenta.

Galvín también apunta como causa de un problema de fondo  a la externalización de las pruebas con empresas privadas. “El año pasado fueron una chapuza y este año quedan desiertas porque las empresas que acceden a estos concursos quieren hacer negocio, tener beneficio”.

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