Socialdemócratas, verdes y liberales esperan cerrar un Gobierno en Alemania antes de Navidad

Manifestantes a favor de la acción climática disfrazados como la colíder de los verdes, Annalena Baerbock; el presidente de los liberales, Christian Lindner, y el probable próximo canciller alemán, Olaf Scholz, frente al lugar en el que se reunieron el viernes para explorar una posible coalición.
Manifestantes a favor de la acción climática disfrazados como la colíder de los verdes, Annalena Baerbock; el presidente de los liberales, Christian Lindner, y el probable próximo canciller alemán, Olaf Scholz, frente al lugar en el que se reunieron el viernes para explorar una posible coalición.ANNEGRET HILSE (Reuters)

Los tres partidos que quieren formar el próximo Gobierno de coalición en Alemania llevan casi un mes reuniéndose, primero a dos bandas, entre verdes y liberales, y luego con el ganador de las elecciones del 26 de septiembre, el socialdemócrata Olaf Scholz. Horas de encuentros que han puesto las bases para la negociación de verdad, la formal, que empieza este jueves y que, si todo marcha como prevén sus protagonistas, debería cerrarse antes de Navidad.

La formación de un tripartito, algo inédito en Alemania desde los años cincuenta, significa también que se multiplican los participantes en estas negociaciones. Unas 300 personas estarán involucradas en los distintos grupos de trabajo que entrarán en los pormenores de cada materia relevante. El proceso seguirá, como ha ocurrido hasta ahora, las normas no escritas que establecen cómo se acuerda una coalición en Alemania: con mucho protocolo, contratos por escrito que pueden tener centenares de páginas, apartados y subapartados, y siguiendo uno a uno los pasos, desde las reuniones exploratorias e informales hasta el calendario para sentarse a la mesa a discutir hasta el más mínimo detalle.

El primer, tercer y cuarto partidos más votados en las primeras elecciones sin Angela Merkel tras 16 años al frente del país parten de un documento preliminar de 12 páginas que aprobaron el viernes pasado. El texto es todavía muy ambiguo en algunas cuestiones, pero fija algunas de las líneas rojas que habían dibujado las formaciones durante la campaña electoral. Todos salen ganando y perdiendo en algo. Los liberales del FDP, con su líder, Christian Lindner, a la cabeza, no estaban dispuestos a aceptar subidas de impuestos (ni al patrimonio ni a la renta, sociedades o el IVA) y consideraban sagrado el freno a la deuda. Consiguieron plasmarlo en el texto que, sin embargo, recoge también uno de los puntos clave para Los Verdes de Annalena Baerbock y Robert Habeck: garantizar las inversiones necesarias para la transición energética del país. Está por ver cómo se conjugarán ambas cuestiones.

La política presupuestaria será uno de los principales escollos en las negociaciones. Si el país no se endeuda, ¿cómo acometerá las inversiones para la protección del clima, la digitalización y la renovación de las infraestructuras que tanto necesita? En resolver ese dilema trabajará uno de los 22 grupos de trabajo que se empiezan a desplegar este jueves. Cada uno de ellos constará de entre cuatro y seis miembros por partido, explicó el eurodiputado de Los Verdes Sven Giegold en un encuentro digital el lunes pasado. En la mayoría serán solo cuatro, es decir, 12 en total, pero los más técnicos o de mayor relevancia reunirán a 18 personas. Además, habrá otro equipo de delegados que centralizará los resultados a los que vaya llegando cada grupo y poniendo por escrito sus conclusiones. Finalmente, los líderes de los tres partidos formarán el grupo que decidirá en última instancia. “Esperamos poder terminar antes de Navidad”, aseguró Giegold, que forma parte del equipo negociador de los ecologistas.

Toda la UE está pendiente de las negociaciones para formar Gobierno en la primera economía europea. Lo que decidan en materia de lucha contra la crisis climática, en política fiscal o de seguridad influirá en todos los socios. Quién ocupará qué sillones todavía no ha empezado a discutirse, según han publicado varios analistas. También en ese punto se prevén largas discusiones porque el puesto más codiciado, el de ministro de Finanzas, que todavía ocupa Scholz de forma interina en el Gobierno de coalición de Merkel, lo ambicionan tanto Lindner como Habeck.

Destacados miembros de los liberales han estado estos días calentando el debate en los medios al afirmar que su líder “sin duda” sería el mejor candidato para ocupar una cartera clave para sacar adelante cualquier programa de Gobierno. El propio Lindner estuvo postulándose durante toda la campaña. Pero Los Verdes no van a ceder fácilmente el puesto que decidió el destino de 1,7 billones de euros de gasto público en 2020. “Hablamos de finanzas mucho tiempo”, reconoció Malu Dreyer, la presidenta socialdemócrata de Renania-Palatinado en una entrevista en el diario económico Handelsblatt sobre las conversaciones exploratorias para formar la coalición. “Creemos firmemente que al final todo será financieramente viable. No hay que olvidar que además de las inversiones gubernamentales, hay que movilizar inversiones privadas”, explicó.

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De momento, Los Verdes han tenido que renunciar a una de sus promesas electorales: establecer un límite de velocidad general en las autopistas alemanas. Se hablaba de un máximo de 130 kilómetros por hora. A cambio de esa cesión, verdes y socialdemócratas consiguieron que los liberales apoyaran un aumento del salario mínimo del 25%. Esa había sido la promesa estrella de Scholz durante la campaña, junto con la garantía de unas pensiones estables que no pierdan poder adquisitivo y la construcción de 400.000 viviendas al año para paliar el enorme problema del precio de los alquileres en Alemania. Los ecologistas apoyaban también la subida del salario mínimo a 12 euros la hora, frente a los 9,6 en los que se encuentra desde julio pasado. Para Los Verdes, prescindir del límite de velocidad es una derrota mínima, aunque, como explica Giegold, solo esa medida conseguiría reducir dos millones de toneladas de CO2. “Las cesiones son dolorosas”, aseguró el eurodiputado.

Una presidenta para el Bundestag

“¿Cinco hombres en los cinco puestos clave del poder en Alemania?”, se preguntaba el miércoles Der Spiegel: “Han pasado varios días hasta que el SPD se ha dado cuenta de que no es buena idea”. El influyente semanario se refería a que los socialdemócratas piensan proponer a una mujer, Bärbel Bas, como presidenta del Bundestag, la Cámara baja del Parlamento alemán. Bas tiene 53 años, procede de la región industrial de Ruhr y es diputada desde 2009. Cinco hombres en el liderazgo del país habría sido demasiado, apuntaba la publicación. El presidente federal es Frank-Walter Steinmeier; el presidente del Consejo Federal (Bundesrat), Bodo Ramelow; el presidente del Tribunal Constitucional, Stephan Harbarth, y el muy probable canciller, Olaf Scholz. Este último ha hecho campaña a favor de una ley federal de paridad y en sus mítines ha prometido un Gabinete paritario. Las mujeres del partido habían exigido que al menos el segundo cargo más relevante en la república federal lo ocupe una de las diputadas, que suponen el 42% del grupo parlamentario. “No aceptaremos la excusa habitual de que no había mujeres para el cargo”, aseguró el lunes la presidenta del grupo de mujeres socialdemócratas (ASF), Maria Noichl.

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