Sonrisas y lágrimas en el mercado latino de Londres


“La felicidad es enorme. Si me tocara la lotería sería poco comparado con lo que siento en este momento. Ha ganado la comunidad y todos estos años de resistencia no han sido en vano”. La colombiana Vicky Álvarez lleva más de quince años peleando para salvar de la demolición el mercado latinoamericano que ella misma ayudó a levantar en el noreste de Londres. El Latin Market, el Pueblito Paisa o, según su título oficial, el Mercado de Seven Sisters ocupa la planta baja de un histórico solar de Haringey, distrito multiétnico, de rentas bajas y esporádicos focos populares, como el estadio de fútbol del Tottenham Hotspur.

Es el último reducto de ambiente y cultura latinos del Reino Unido. Las excavadoras derribaron el de Elephant and Castle, al sur del Támesis, el año pasado y el enclave también conocido como Wards Corner – por el nombre de los originales grandes almacenes del barrio – estaba condenado al mismo futuro en el plan municipal de remodelación urbanística de 2002. Pero el proyecto de regeneración se ha derrumbado dos décadas después.

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Tras una enconada campaña de comerciantes, vecinos y simpatizantes, la constructora privada tiró la toalla a principios de mes y ha abandonado su plan para reubicar el mercado en un edificio de nueva construcción, con espacios comerciales adicionales y 190 viviendas de alquiler. El diputado de la zona, el laborista David Lammy, había denunciado la propuesta de “gentrificación” de la firma Grainger como una muestra más de la “cultura de la excavadora y construcción de calles comerciales clónicas”. Álvarez coincide en su oposición a las oleadas de gentrificación que se extienden periódicamente por Londres y otras urbes. “Los barrios pierden su identidad, la gente tiene que desplazarse por falta de pisos asequibles y las familias se dispersan”, observa.

Incluso relatores de la ONU en Minorías étnicas y Derechos culturales advirtieron que el proyecto ahora desechado tendría “un impacto desproporcionado en comunidades minoritarias”. En un informe de 2017, celebran el Pueblito Paisa como un “dinámico espacio cultural”, abierto a “gentes de distintos lugares y diferentes generaciones, que representa un gran ejemplo de la diversidad cultural de Londres”. Su destrucción, según los expertos de la ONU, llevaría a la desaparición de la idiosincrática vida cultural, que los hispanoamericanos han exportado a Londres.

La restauración del edificio ha tomado ahora prioridad con la retirada de Grainger. “Lloré cuando leí el comunicado, no me lo podía creer”, dice Álvarez. La constructora achacó su decisión al impacto de la pandemia en el sector comercial y a los “numerosos desafíos legales de una minoría pequeña pero ruidosa”. Se refería a la coalición de comerciantes y vecinos que estableció la Fundación para el Desarrollo de Seven Sisters y sigue dispuesta a recurrir a la Justicia para defender sus objetivos.

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“No somos pocos, pero sí fuimos ruidosos. Hicimos mucho ruido y estoy contenta de ello porque creo que los derechos de la comunidad tienen que primar y se tienen que respetar”, defiende esta mujer que emigró a Londres hace 21 años, después que mataran a su padre. Su hija Stefania se crió en el Pueblito Paisa, con ayuda del resto de comerciantes, y hoy día asesora legalmente a la campaña. La mayoría de los 38 arrendatarios del mercado se consideran núcleo familiar y foco comunitario que ofrece “respiro a los padres, refugio a los mayores y es parada esencial para los sudamericanos recién llegados a Londres”, según explica Paula, hermana pequeña de Vicky. Solo un puñado respaldó el plan de demolición y teme otra demora interminable de la prometida mejora de sus instalaciones.

La Fundación ha desarrollado un proyecto de restauración, estimado en unos 15 millones de euros, y asienta su gestión en un modelo “democrático” sin ánimo de lucro, al estilo de una cooperativa o mutua. Junto a los puestos del mercadillo se habilitarían espacios para emprendedores y comercios tradicionales, además de asegurar la provisión de servicios sociales y culturales.

El ayuntamiento de Haringey apoya por primera vez el plan de la comunidad para rehabilitar este enclave en torno a la estación de metro Seven Sisters. Los terrenos y solares pertenecen a Transport for London, entidad bajo control del alcalde de Londres, actualmente el laborista Sadiq Khan. Es la pieza que falta por colocar en el tablero de autoridades esenciales para implementar el proyecto comunitario, que cuenta con un permiso de construcción. “No creo que sea tan difícil y complicado convencer al alcalde ahora que tenemos el apoyo político de la autoridad local”, señala Álvarez con el espíritu optimista que alimenta la campaña del Pueblito Paisa.

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