Stedman Graham, escritor y empresario de 68 años, presidente y CEO de S. Graham & Associates, con sede en Chicago —una firma de desarrollo de liderazgo que tiene clientes como Microsoft, Deloitte y General Dynamics— es la discreta pareja de Oprah Winfrey (de 65) desde hace más de 30 años. Ellos no se esconden pero tampoco se prodigan en público. Pero la comunicadora ha hecho una excepción al publicar un artículo en su revista O, The Oprah Magazine el miércoles en el que desvela, entre otras cosas, que si ella y Graham se hubieran casado “no estaríamos juntos”. Graham, que acaba de lanzar su duodécimo libro, Identity Leadership, sobre cómo aprender a liderarse antes de liderar a otros, divide su tiempo entre Chicago y Santa Bárbara, California, donde vive con su pareja de toda la vida.
Durante la promoción de su último libro, Graham habló de cómo ser negro influyó desde niño en su vida. “Crecí en Whitesboro, Nueva Jersey, un pueblo afroamericano rodeado de un condado blanco. Asistí a escuelas segregadas hasta la secundaria. Crecí con mucha negatividad y rabia. Iba a una tienda y siempre era el último en ser atendido. La gente miraba a los afroamericanos con desdén. Siempre me sentí inadecuado y me pregunté por qué no podía ser un igual”.
En su ensayo Oprah Winfrey revela que Graham le propuso matrimonio en 1993, después de que los dos hubieran comenzado a salir en 1986, pero rápidamente se dio cuenta de que no era una buena idea: “Mi vida con el programa era mi prioridad y ambos lo sabíamos. Me di cuenta de que en realidad no quería un matrimonio. Quería que él me lo pidiera. Saber que sentía que yo era digna de ser su esposa, pero no quería los sacrificios, los compromisos, el compromiso diario necesario para hacer que un matrimonio funcione. Mi vida con el programa [de televisión] era mi prioridad y ambos lo sabíamos”.
Y añade: “Stedman nunca me pide nada. No me pregunta dónde está su cena o su desayuno, jamás. Y creo que eso habría cambiado si nos hubiésemos casado. Sin duda, no habríamos permanecido casados. No me arrepiento lo más mínimo”.
Lo mismo sucedió con la posibilidad de que tuvieran hijos: aunque en un punto de su vida Winfrey llegó a planteárselo, se dio cuenta de que no poseía “la capacidad de sacrificio y el compromiso” que requiere criar a un niño y que sí veía en las madres que conocía a través de su popular programa de entrevistas.
“Hubo una época, cuando estábamos en Chicago, en que llegué a comprar otro piso porque pensé que iba a casarme y que necesitaría más espacio para los hijos que tuviéramos juntos”, confesó en People. “Me di cuenta de que cada día conocía a personas que eran un desastre y, en la mayoría de los casos, sus problemas se debían a que sus padres o sus madres no habían sido conscientes de lo crucial que era el rol que desempeñaban. Yo no tengo la capacidad de compartimentar que veo en otras mujeres. Y por eso, con el paso del tiempo, he ido ganando un inmenso respeto hacia quienes deciden quedarse en casa con sus hijos, porque no sé cómo son capaces de hacerlo, todo el día, cada día. Nadie les reconoce su mérito a esas mujeres”, ha apuntado.
Winfrey se deshace en elogios hacia su pareja en el ensayo: “Cualquier persona que lo haya conocido se sorprende por el caballero que es. Quiere lo mejor para mí y para todos los que conoce. Es sereno, responsable, paciente, es como una montaña”.
En cuanto a cómo lo han hecho funcionar todos estos años, Winfrey explica que la clave está en “crear una identidad más allá del ser”. “Compartimos todos los valores que importan, la integridad es la número uno, y porque disfrutamos de ver al otro cumplir y manifestar su destino y sus propósitos”, relata. Winfrey define su relación como una “asociación espiritual”, una frase acuñada por el autor Gary Zukav, quien es un invitado frecuente en The Oprah Winfrey Show. “Una asociación entre iguales con el propósito de crecimiento espiritual”, explica.
Graham también ha hablado sobre la clave de la felicidad en las relaciones en el programa de Ellen DeGeneres en mayo. “Bueno, lo que pasa con nuestra relación es que estoy dedicado a su felicidad. Y así he podido encontrar mi propia felicidad y estoy satisfecho”.
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