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Stefano Pioli y el triunfo contra los prejuicios

Stefano Pioli: "Soy feliz"

Con un Milan huérfano y desdibujado, la llegada de Stefano Pioli al banquillo en octubre de 2019 no satisfizo a San Siro. Entonces desconocido para muchos, el italiano representaba en todo caso el enemigo que dos años atrás fracasó como entrenador del Inter en una corta experiencia de seis meses. Sin embargo, nadie imaginaba que aquello iba a ser el punto de inflexión necesario para un club que escapó del infierno y ahora sueña con la gloria.

Stefano Pioli instauró en el vestuario el gen ganador que ya atesoraba como jugador. Su carrera, desarrollada siempre en Italia, alcanzó su mejor momento con la Champions que ganó con la Juve en 1985. Tres años después de retirarse, en 2002 se hizo cargo del equipo juvenil del Bolonia hasta que en 2006 tuvo la oportunidad de llegar a la élite con el Parma. Aquello no fue nada bien: fue destituido apenas 23 partidos después de ser contratado.

Después llegaron otras etapas en Palermo, Chievo, Lazio, Inter y Fiorentina antes de aterrizar en la capital lombarda: “¡Fuori, Pioli!”, reclamaba más de uno, dominado por el escepticismo. Tampoco ayudó una derrota dolorosa frente al Atalanta: 5-0. Aunque a veces de una crisis se aprende mucho más que de un triunfo. Y aquel Milan defenestrado, perdido tras la era Berlusconi, empezó a remontar gracias al buen hacer de Stefano Pioli.

La mala fama del principio fue cambiando poco a poco. Ibrahimovic regresó para dotar al Milan de carácter sobre la cancha y el entrenador armó un equipo con figuras como Donnarumma, Bennacer, Kessie o Leão. Tras ocho años de ausencia, el himno de la Champions volvió a retumbar en San Siro. Solo una temporada después, el Milan alzó el Scudetto para dejar atrás la época más complicada de su historia reciente: once años sin gobernar en Italia.

Stefano Pioli afronta ahora el reto más bonito y complicado. Eliminar al Inter de las semifinales de la Champions es casi una quimera tras el 0-2 de la ida, aunque en el club nadie acepta una rendición prematura: “Se ha complicado, pero tenemos que creer”, dijo esta semana el entrenador nacido en Parma. Él, que triunfó contra los prejuicios al llegar al Milan, sueña con sorprender una vez más a todos. Y eso no se lo puede impedir nadie.




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