Steph Curry se fue antes de tiempo a los vestuarios, un hecho extraño. La estrella de los Golden State Warriors fue expulsada por tercera vez en su trayectoria profesional, la segunda en temporada regular, después de enrabietarse en los momentos decisivos de la victoria por 122-120 sobre los Memphis Grizzlies. El base, frustrado por un mal ataque de sus compañeros, se quitó su icónico protector bucal y lo lanzó hacia la línea de fondo, rumbo a la zona del público. La acción fue sancionada con falta técnica y expulsión como especifica el reglamento de la NBA: lanzar cualquier objeto hacia las gradas es motivo directo de eliminación.
A pesar del extraño suceso, los Warriors pudieron sobrevivir al minuto y 14 segundos sin su estrella y además Jordan Poole se redimió anotando la canasta ganadora después de haber sido el instigador del enfado de su propio líder. A pesar de que intentó salvarse de la expulsión, tanto Curry como Steve Kerr reconocieron luego de que fue un error infantil ya que la normativa deja muy claro la penalización por este tipo de acciones.
“Jugamos con urgencia por como está yendo la temporada y dejé que mis emociones se cruzaran en el camino. Mi reacción dejó al equipo en una mala posición, pero lo que importa es la tensión y las sensaciones, la energía y las ganas de ganar. De eso se trata, y mis compañeros reaccionaron genial. No pensé que iba a ser expulsión, porque en 2017 me acuerdo que sí golpeé a alguien”, comentó el base sobre la acción.
Después del choque, el astro esperó a su compañero en el túnel de vestuarios y ambos bromearon con el asunto, dejando atrás cualquier posible rencilla.