El plano final del señorío del señor de los triples, Stephen Curry, sosegado sosteniendo la bola como señal de paz en los últimos segundos con el 123-110, era la postal ideal que definía el largo viaje de los Miami Heat hasta San Francisco. La desmoralizante calma para los de Florida tras la violenta tormenta desencadenada por el propio Curry que se llevó por delante toda esperanza de los Heat, ilusionados ante el 105-100 a falta de 5:30.
En plena persecución de los Warriors, el base decidió mandar a la lona a Miami con un baile. Lo hizo con una de las más feas, Tyler Herro, Sexto Hombre el año pasado y espléndido defensor. Un crossover a la derecha, otro a la izquierda, otro a la derecha, otro a la izquierda y zas. Triple, 108-100 y se acabó. Y unos golpes de autoridad en el pecho antes de la cortesía final para adornar un generoso servicio a la enfervorizada hinchada ‘warrior’: 33 puntos (13/22 en tiros de campo y 7/14 en triples), 9 asistencias y 7 rebotes.
Golden State disipó las posibles dudas generadas con la derrota contra los Suns -y también la de otro candidato al anillo como los Nuggets-, en un ejercicio de control sobre unos Heat a los que por ahora le sigue faltando ese plus para ser considerados para el Larry O’Brien. El equipo de Steve Kerr supo corregir a tiempo -la desventaja llegó a ser de 11 puntos a 1:56 del descanso con el 50-61-, y administrar sus rentas en la segunda parte hasta que Curry puso final al juego de persecución de los Heat, apoyados en unos magníficos Jimmy Butler (27 puntos) y Bam Adebayo (26), mientras que Max Strus (14) y Kyle Lowry (12) también sumaron de manera significativa.
“¿La victoria? Aprendimos la lección”, señalaba al final del partido, refiriéndose el rey de la larga distancia a la moraleja extraída de la dura caída en Phoenix con el pique Devin Booker – Klay Thompson como condimento.
Lo cierto es que, mientras se duda de que así sea con la química y unas comprometidas arcas con los salarios, el juego de los Warriors fluye como siempre, con la misma convicción de que compartir es sinónimo de felicidad (30 asistencias), con los ‘viejos’ respetando sus costumbres -19 puntos de Klay Thompson y 10 tantos, 7 rebotes y 4 asistencias de Draymon Green, y los jóvenes que tomarán la herencia aportando mientras escuchan: 18 puntos de Andrew Wiggins y 11 de Jordan Poole y 10 de James Wiseman desde el banquillo.
Pero, como dominador de los últimos tiempos, sometido a escrutinio constante -y más con el ‘caso Green-, a los Warriors se les pide seguir. Las derrotas contra Nuggets y Suns han hecho daño, pero llegó Curry y los puso firmes a todos. A los ajenos y a los suyos.