Sudáfrica, el país donde se detectó por primera vez la variante ómicron a mediados de noviembre pasado, ha flexibilizado este jueves las restricciones que mantenía en vigor para combatir la covid-19 tras constatar que ha superado el pico de contagios de la cuarta ola, provocada por esta variante, y que esta ha provocado menos ingresos hospitalarios y muertes que linajes anteriores como la beta o la delta. En concreto, el Ejecutivo sudafricano levanta el toque de queda nocturno por primera vez desde el inicio de la pandemia para permitir las celebraciones de Nochevieja, amplía los aforos y autoriza la venta de alcohol a partir de las once de la noche, según informó la Presidencia a través de un comunicado.
“Todos los indicadores sugieren que el país puede haber superado el pico de la cuarta ola a nivel nacional”, asegura la nota, que añade que “la información recopilada a través del sistema utilizado por el departamento de Salud ha reportado una disminución del 29,7% en el número de casos nuevos detectados en la semana que finalizó el 25 de diciembre de 2021 (89.781), en comparación con el número de casos nuevos detectados en la semana anterior (127.753)”. Solo dos provincias experimentan un aumento de contagios, Western Cape y Eastern Cape, de un 14% y un 18% respectivamente. La incidencia diaria el pasado 29 de diciembre fue de unos 11.500 casos, lo que supone una caída prácticamente a la mitad de los 23.437 registrados el 17 de diciembre.
Aunque el Gobierno sudafricano advierte de que la variante ómicron es muy contagiosa, justifica su decisión también en la menor tasa de ingresos hospitalarios en ocho de las nueve provincias del país. “Ha habido tasas más bajas de hospitalización que en olas previas. Esto significa que el país tiene suficiente capacidad para la admisión de pacientes, incluso para los servicios de salud de rutina”, asegura el Gobierno, que pide seguir usando mascarillas en lugares públicos. Asimismo, establece un máximo de aforo de 1.000 personas en interior y 2.000 en exterior para celebraciones y eventos y, si el lugar es demasiado pequeño para estas cifras, que su ocupación se mantenga en un 50% para permitir la distancia social.
Sudáfrica es el país que ha tenido más casos de toda África, con 3,4 millones de contagios, aunque hay que tener en cuenta que su capacidad de diagnóstico es la mayor del continente. Desde el inicio de la pandemia ha registrado unas 91.000 muertes. De igual modo, tiene una tasa de vacunación del 27% de su población (personas con la pauta completa), muy superior a la media del continente pero muy baja respecto a la mayoría de países occidentales.
Menos hospitalizaciones y muertes
“Las muertes han alcanzado su punto máximo a un nivel mucho más bajo en comparación con olas anteriores. ¿Esto se debe a una inmunidad híbrida o a una virulencia más baja?”, se pregunta Fareed Abdullah, investigador del Consejo Sudafricano de Investigación Médica, en su cuenta de Twitter. “Las muertes con ómicron se redujeron en un 80%, las admisiones en la UCI en un 75% y la duración de la estancia hospitalaria fue del 50% en comparación con los resultados y las admisiones en las olas anteriores combinadas”, añade. Aún más, dos de cada tres pacientes ingresados con covid-19 en el hospital Steve Biko de Pretoria donde trabaja Abdullah fueron hospitalizados en realidad por otras dolencias.
Científicos sudafricanos identificaron por primera vez la variante ómicron a mediados de noviembre, lo que provocó una inmediata reacción de prohibición de vuelos procedentes de África austral por parte de numerosos países del mundo. Dicha medida fue ampliamente criticada por las autoridades sudafricanas y la Organización Mundial de la Salud (OMS), que consideraron que no tenía sentido castigar a Sudáfrica por su descubrimiento, sobre todo porque el nuevo linaje ya estaba circulando por otras regiones del mundo. Recientemente, Estados Unidos anunció su decisión de levantar las restricciones a partir de este viernes.
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