El país más joven está de moda para aliciente de una población abonada al sufrimiento gracias al baloncesto. Sudán del Sur, nacido hace apenas 12 años tras independizarse de Sudán después de dos largas y crudas guerras (1955-1972 y 1983-2005) y padeciendo una última guerra civil entre 2013 y 2020, es una de las más fascinantes historias de este Mundial. Y es que tras su primera participación mundialista, su maravilloso e inspirador viaje continuará el año que viene en los Juegos Olímpicos de París al terminar como el mejor equipo africano tras su victoria contra Angola. Es la primera plaza de cualquier deporte que logra el país en unos Juegos.
Un apasionante periplo con una marcada huella NBA en su pasado, un presente ya prometedor y un futuro ilusionante. Las raíces, con tintes legendarios, se remontan a la figura de Manute Bol, nacido en el país el mayor gigante jamás visto en la NBA con sus 2,31 con la excentricidad de ser el único de la historia en acabar su carrera registrando más tapones que puntos -2.086 frente a 1.599 -. La presencia en la mejor liga del mundo de lo más parecido a Victor Wembanyama, su hijo Bol Bol -ahora en los Phoenix Suns-, aviva todavía más el recuerdo de Manute, una década en la NBA entre 1985 y 1995 con Washington Bullets, Warriors, Sixers y Heat.
Nacido en la capital de Sudán en 1999, Bol Bol tuvo que abandonar el país a los dos años junto a su padre, admitido como refugiado religioso en Estados Unidos en 2002 acusado por el gobierno de Sudán de dar apoyo a los rebeldes de Sudán del Sur, el nuevo país por el que Manute se arruinó para darle vida, invirtiendo los casi 6 millones que ganó en la NBA para paliar el sufrimiento de una guerra de la que todos tienen secuelas en una selección llena de refugiados o hijos de refugiados que tuvieron que emigrar a Estados Unidos, Canadá o Australia.
Bol no llegó a ver a su país independizado al morir por problemas hepáticos pero otros mitos han tomado el testigo para seguir con su legado y reconstruir el país a través del baloncesto. Luol Deng, dos veces All-Star el que fuera jugador de Bulls, Cavaliers, Heat, Lakers y Timberwolves, instigó la revolución de Sudán del Sur en el baloncesto haciéndose cargo del programa y supura de emoción:
“Es una historia increíble. Es una historia de un ‘underdog’ no sólo para Sudán del Sur, no sólo para África, sino para el resto del mundo. Es una historia reconfortante con la que la mayoría de la gente puede identificarse. Es un logro único porque va más allá del baloncesto”, destacó Deng en declaraciones recogidas en un reportaje de la ESPN.
Todos los escalones del conjunto africano tienen sello NBA. También el banquillo con Royal Ivey al frente, ahora asistente de los Houston Rockets tras haberlo sido también de Thunder, Knicks y Nets el ex jugador de Hawks, Bucks, Sixers y también Oklahoma, que ha tenido que lidiar con un sinfín de imprevistos en el nacimiento de la selección de Sudán del Sur, llegando a entrenar en pistas exteriores inundadas.
“Es una historia increíble para el mundo, una historia reconfortante, un logro único”
En la plantilla, el presente y la mayor atención mediática los capitaliza Wenyen Gabriel, ahora agente libre y con una respetable trayectoria NBA con su paso por Kings, Blazers, Pelicans, Nets, Clippers y Lakers pero sin ser excepción en lo de tener un relato de vida con acento dramático, nacido en Sudán pero teniendo que emigrar a Egipto a las dos semanas de haber nacido.
El futuro lo acapara en gran parte el jugador más joven de este Mundial a sus 16 años, Khaman Maluach, tercero con menos edad de toda la historia tras el costamarfileño Georges Lath y el chino Gao Ailun por apenas meses de diferencia. Proyectado para el draft de 2025, y siguiendo con la tradición de pívots de los Bol y Gabriel con sus 2,16, Maluach se encontraba viviendo como refugiado en Uganda hasta que la NBA le descubrió para incorporarle a su programa de jóvenes en Senegal. “Ha sido como una película”, advertía el interior.
Pero el juego y el futuro también es de los pequeños con Carlik Jones y su destape definitivo para enviar un mensaje muy directo a los Chicago Bulls. El menudo pero dotado base de 1,83, MVP de la G-League la última temporada con el filial de los Bulls, los Windy City Bulls, estampó 35 puntos en su debut ante Puerto Rico y un espectacular doble-doble de 26 tantos y 15 asistencias ante Angola para un promedio de campeonato también de doble-doble con 20,4 puntos, 10,4 pases de canasta y 4,8 rebotes.
Con sólo 12 partidos de NBA disputados a sus 25 años entre Denver, Dallas y Chicago, con quien tiene un contrato de dos años no garantizado, Jones pide a gritos un sitio en la mejor liga del mundo, por la que también pasaron Marial Shayok (Sixers) y el ex del UCAM Kacoul Jok (Suns), quien se quedó sin su padre, general del Ejército de Liberación de Sudán, y su abuelo durante los conflictos. Muchas duras historias que han desembocado en una de fantasía que enamora y que seguirá el próximo verano en la ciudad del amor.