Los resultados no han condenado todavía al seleccionador nacional femenino, Jorge Vilda, que antepone a la rebelión con la que convive en el vestuario una hoja de servicios que aunque no es brillantísima, sí es lo suficientemente correcta como para evitar ser despedido por ese motivo. Caer en cuartos de la Eurocopa con un gol ilegal en contra y siendo mejor que la anfitriona y posteriormente campeona Inglaterra entraba dentro de lo posible. Y clasificarte para el Mundial ganando los ocho partidos y sin encajar un gol es cumplir con creces con el trabajo.
Pero esto es fútbol, y como tal, cualquier día puede girarse la tortilla. En el horizonte hay dos amistosos ante Suecia, el 7 de octubre en Córdoba, y Estados Unidos, el 11 en Pamplona, que pueden convertirse en una trampa para el entrenador. Son la tercera y la primera del ranking mundial, respectivamente. España es octava. Dos varapalos cambiarían muchas cosas y quizás proporcionarían un motivo deportivo al que agarrarse para prescindir del técnico .
Se avecina así una semana próxima movidita en el seno de la selección femenina. Está previsto que a lo largo de la misma, Vilda dé la lista de convocadas para los citados amistosos. Si no hay solución anterior, que puede que la haya, y las 15 jugadoras que han solicitado no ser llamadas se quedan fuera, a lo que habría que añadir la importante baja por lesión de Alexia Putellas, el potencial del combinado nacional disminuiría de manera alarmante. Y ahí es donde selecciones tan potentes como Suecia y Estados Unidos pueden acabar dando esa excusa que lleve a un cambio en la estructura técnica de la selección. Es sólo una posibilidad, pero hay que tenerla en cuenta.