Carlos Sainz se llevó un enorme susto en un GP de Austria de F1 que parecía absolutamente controlado para Ferrari. Leclerc, primero, y el español, en segunda posición, se dirigían hacia un doblete sencillo y contundente ante Verstappen. Sin embargo, en la vuelta 57 Carlos Sainz se vio sorprendido por el humo que salía de su motor en la larga recta que le llevaba hacia la curva 3. Su motor se había roto. Pero el susto llegó después, cuando el propulsor de su Ferrari empezó a arder.
El piloto aparcó el coche en el exterior de la curva 3, en subida. Por ello, su coche empezó a coger inercia hacia atrás por la pendiente. Carlos Sainz veía el fuego en la parte trasera y debía salir lo antes posible del habitáculo. Pero le costaba más de lo normal porque el coche se iba hacia atrás, en movimiento por la inclinación.
Empezó a mover los brazos pidiendo ayuda a los comisarios. Allí llegó uno de ellos queriendo calzar la rueda trasera derecha para que el coche se frenara. La realización, ante las complicaciones del español para salir del coche en llamas, decidión cambiar de plano. Y segundos después, mostró a Carlos fue5ra del coche. Sainz pudo salir rápidamente, alejándose del peligro, y los comisarios apagaban el fuego con el extintor.
Su Ferrari terminó chamuscado y Carlos, desolado, sentado en el suelo desesperado. Había perdido una gran oportunidad de recortarle puntos al líder del Mundial. Se aleja de cualquier lucha marchándose de vacío de Austria tras una buena carrera sin errores.