Svitlana, la mujer que provee los componentes para drones a las fuerzas ucranianas

Svitlana, la mujer que provee los componentes para drones a las fuerzas ucranianas

KIEV – De asistente de farmacia en un pequeño pueblo de Polonia a encargada de la adquisición de los componentes con los que se fabrican los drones de los “Angry Birds”, la única unidad del ejército ucraniano que diseña y utiliza sus propios drones para atacar al enemigo más allá de la línea del frente.

Es el camino que recorrió en unos pocos meses de 2022 Svitlana Titova, una ucraniana de 37 años que, tras refugiarse en Polonia, volvió a su país con su hijo de 12 años para enrolarse en el Ejército, donde se ocupa del suministros de esta unidad, que lleva el nombre, “pájaros enfadados” en español, de un popular videojuego.

Como en el videojuego, los “Angry Birds” ucranianos controlan con sus mandos una bandada de pájaros de colores que luchan en el aire contra quienes les atacan, los cerdos verdes en el caso del videojuego y las fuerzas rusas en el de la unidad militar ucraniana.

LA UNIDAD DEL EJÉRCITO SE LLAMA “ANGRY BIRDS”

“Los ingenieros de la unidad me dicen lo que necesitan y yo busco las piezas en países como Taiwán, Estados Unidos, Polonia, Dinamarca o Australia”, dice esta antigua profesional del sector farmacéutico, que explica que están intentando dejar de depender para estos componentes de China.

Si en un primer momento podían obtener los suministros necesarios de empresas dedicadas a los drones recreativos, para fotógrafos o niños, las cosas son ahora más complicadas, pues la demanda de estos aparatos creada por la guerra de Ucrania ha dejado a muchos productores sin inventario.

“El principal problema es la escasez”, cuenta Titova a Efe durante el Día Internacional de la Mujer en el centro de Kiev. Esto obliga a su unidad a agudizar el ingenio y recurrir a componentes que no estaban pensados inicialmente para drones, como las baterías Tesla que utilizan para mantener en el aire sus aparatos no tripulados.

Preguntada por la misión que cumplen estos artefactos, Titova responde con contundencia: “Para atacar a los rusos”. Los “Angry Birds” ya han desarrollado una decena de prototipos. Algunos de ellos han sido homologados por el Ministerio de Defensa y están siendo utilizados desde zonas cercanas al frente.

La unidad tiene como emblema un pájaro azul inspirado en el videojuego, y está compuesta por medio centenar de militares profesionales y voluntarios como Titova.

En su mayoría son ingenieros, programadores y expertos en tecnología procedentes de diversos sectores económicos que han puesto sus conocimientos y experiencia al servicio del esfuerzo de guerra.

Svitlana Titova es natural de la localidad de Mykolaiv, situada a apenas 45 millas de la ciudad de Kherson, una de las primeras en caer en manos rusas al principio de la invasión.

Aunque los riesgos de nuevos ataques de misiles y drones rusos siguen siendo altos lo peor para el sistema de suministro energético de Ucrania parece haber pasado pues el país se acerca a la primavera sin cortes de luz en casi ningún territorio.

El control de Kherson permitió a las fuerzas rusas bombardear a diario Mykolaiv durante meses, lo que empujó a Titova a refugiarse en Polonia.

Estando allí, esta mujer de 37 años sintió que hacer donaciones y recolectar ayuda para las víctimas de la guerra y para su ejército no era suficiente y decidió volver con su hijo a su Mykolaiv, donde los ataques con misiles han dejado de ser diarios desde que Ucrania recuperó el control de Jersón en noviembre.

“Tenía la sensación de que debía hacer más”, dice Titova sobre lo que le empujó a alistarse. “Todos tenemos muchos motivos para continuar con nuestras vidas y no entrar en el Ejército, pero si todos dijéramos lo mismo Rusia ya habría ganado y no existiría Ucrania”, afirma la voluntaria.


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