Tamara Falcó se ha convertido en la absoluta protagonista de la actualidad la última semana. Cuando parecía que su vida era un perfecto camino de rosas, una infidelidad por parte de su prometido, Íñigo Onieva, ha puesto patas arriba sus planes. Pese a la dureza de la situación a la que ha hecho frente la marquesa de Griñón, no ha querido dejar atrás sus compromisos laborales. Es por ello que, en un intento de levantar cabeza y refugiarse en la religión, se ha desplazado hasta México para asistir al Congreso Mundial de las Familias, tal y como ya había acordado meses atrás.
En una semana donde su nombre ha copado los titulares de la prensa del corazón, la influencer ha reaparecido este sábado en el encuentro internacional ultracatólico como ponente de una charla sobre la familia y el entretenimiento. Allí ha intervenido junto al cineasta Juan Manuel Cotelo, el actor Eduardo Verástegui y Neal Harmon.
Durante la conferencia, tal y como ha apuntado LOC, la diseñadora ha compartido con los asistentes su última experiencia en el amor, de la que medio mundo está ya al tanto. “Ha sido un despertar espantoso, pero al mismo tiempo pienso en el perdón, pienso en la importancia del perdón”, ha revelado frente a todo México. Y es que, para ella, no tiene explicación lo que ha pasado con Onieva, al que ya ha borrado de su vida al igual que de sus redes sociales, pues una reconciliación no está entre sus planes. “No lo entiendo, o sea, no me cabe en la cabeza lo que ha sucedido, pero creo que él y todos los que están perdidos en las sombras merecen conocer la verdad y el amor de Dios”, ha indicado.
Un nuevo desamor que se suma a las experiencias que ha vivido junto a sus padres y sus múltiples matrimonios, que le han llevado a sentir “vértigo” al pensar en formar una familia. “Cuando piensas en formar una familia ya no eres solamente tú, además hay almas que van a venir al mundo, que van a ser esponjas”, ha recalcado en el Congreso Mundial de las Familias, donde ha sido muy ovacionada por los asistentes. Y es que, desde que la marquesa de Griñón encontrara su refugio en la religión en el año 2011, no duda en hablar abiertamente sobre Dios y el amor que le profesa.
Tanto es así que este viaje a México ha sido muy cuestionado, pues Tamara Falcó ha incrementado la polémica participando en un certamen que defiende la familia tradicional y se posiciona en contra del aborto. En su intervención, la socialité también ha confesado que durante un viaje a Maggiore (Italia) hizo una oración sobre su relación: “Rogué muy fuerte que, si mi novio de aquel entonces era para mí, que se realizara, que llegáramos al matrimonio y que si no, por favor, lo apartara”.
Y es que, ella misma se ha dado cuenta que, mirando hacia atrás, había “muchas llamadas de atención” que iban más allá de la infidelidad y que, para ella, le estaban alertando de que ese hombre no era el amor de su vida. “Estaba muy ilusionada con que, aunque no fuera evidente, el proyecto de Dios estaba ahí. Claro, todo esto cambia radicalmente, ya no cuando salen unas imágenes de mi novio en aquel entonces siendo infiel, sino que caen muchas más cosas, fue un dominó”, ha sentenciado. Una intervención muy esperada en la que la hija de Isabel Preysler ha zanjado compartiendo con los allí presentes su mayor objetivo: “Mi propósito en la vida es llegar al cielo. Aunque meto la pata muchas veces, yo lo que quiero es llegar al cielo”.
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