Son varios los incendios activos en el Athletic. El más reciente llegó con el cierre del mercado y Llorente, pero el que surge desde el terreno de juego también se encuentra en su máximo apogeo después los desastres encadenados frente al Cádiz y al Alavés. Lo cierto es que el fútbol de los rojiblancos no es tan diferente al de otros momentos con Garitano en el banquillo. Apuesta por que pasen pocas cosas, la cultura del 1-0.
La cuestión es que es lanzar una moneda al aire. Y aquí no siempre cae el 50% de tu lado y el 50% restante del lado contrario, esto no son matemáticas. El potencial de la plantilla y la capacidad para gestionarlo genera que ese porcentaje fluctúe.
No llegan soluciones desde el banquillo. Garitano tiene sus argumentos, pero cuando estos fallan se enciende el piloto rojo y el Athletic se cortocircuita. No es una crítica al modelo de fútbol que propone porque coincido en muchos de los problemas que plantea y parece claro que es un equipo que debe apostar por protegerse antes que por soltarse la melena dado el poco gol existente, pero todo tiene su equilibrio.
Sus cambios los acierta el 83% de los seguidores del Athletic. No hay fútbol por dentro… ni ganas de intentarlo. Los leones se dieron de cabezazos contra el muro del Cádiz, siendo muy previsibles en ataque. Y contra el Alavés fue más de lo mismo. Garitano hizo un buen trabajo en el club, pero el crédito se le ha agotado.
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