Tarde de ira, pero también de recuerdo y gratitud en Anoeta

Tarde de ira, pero también de recuerdo y gratitud en Anoeta

Anoeta fue un hervidero de emociones en una tarde de domingo que prácticamente despedía el año futbolístico porque no habrá más partidos en el coliseo de Amara hasta el 31 de diciembre. Antes de la descarga de rabia por un arbitraje ciertamente tendencioso, hubo un momento y un lugar para el recuerdo y para la gratitud. 

Un sector de la grada desplegó una pancarta con la imagen del rostro de David Quintano, ‘realzale’ de corazón y persona muy involucrada en la sección de subacuáticas del club que falleció unos días antes del encuentro ante el Manchester United. ‘Beti egongo zara gurekin’, era el mensaje que le acompañaba.  

Muy cerca, había otra pancarta en la que se podía leer: ‘Eskerrik asko, Imanol‘. Y es que el entrenador, con palabras llenas de cariño y emoción, quiso dedicar la clasificación como primeros en la Europa League al fallecido seguidor, que sólo unos días antes de morir le había trasladado que se sentía muy orgulloso de esta Real. 

La ira desatada

Quizá más que por la decisión de echar a Aritz Elustondo, que, reglamento en mano, le puede expulsar aunque su acción sea accidental e involuntaria, fue la sensación de tener una especie de cuenta pendiente con la Real. Hacía tiempo que Anoeta no estallaba de esa manera contra un colegiado y fue Munuera Montero el foco de la ira. ¿Justificada? En el sentido de que todas las interpretaciones de las acciones polémicas las hizo en contra, seguramente, sí. ¿Escándalo? No parece.

32.772 espectadores -otra salvajada de entrada en el coliseo de Amara- padecieron durante 74 minutos mas cinco de descuento por un partido decisivamente marcado por la roja en el 16’, sacada a instancias del VAR, ocupado por Soto Grado.

El VAR se llamó andana en el codazo de Dembelé a Aihen en un partido ante el Barça dirigido por este colegiado al inicio de este curso. El VAR no apercibió al colegiado de que quizá Marcos André, en fuera de juego, pudo despistar a Remiro en el 1-1 de Lino. Tres partidos seguidos en Anoeta y sólo un punto, aunque la fiesta del jueves no se la quita nadie al entregado respetable.

Hubo bronca terrible al descanso, con bufandeo sustituyendo a la pañolada, y al final, abucheos y gruñidos, que quizá fue la forma que encontró el ‘realzale’ de desahogarse tras más de una hora de sufrimiento y empatía con los jugadores realistas.




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