Encajado entre la ida y la vuelta de la eliminatoria de cuartos de final de la Champions contra el Chelsea, el partido contra el Cádiz en el Nuevo Mirandilla podía suponer una distracción para un Real Madrid descolgado en LaLiga y con la mente puesta en Europa y la Copa del Rey.
La alineación de Carlo Ancelotti así lo dio a entender, pues el preparador italiano dispuso un once de rotaciones con hasta seis cambios respecto al encuentro contra el Chelsea. Sin embargo, desde el arranque del partido, el Madrid demostró que no iba a tomarse la jornada liguera a la ligera y dominó el encuentro prácticamente de principio a fin.
Salvo en la faceta goleadora, en la que el Madrid dejó mucho a deber (dos tantos en 35 remates, 11 de ellos a puerta), el equipo de Ancelotti funcionó como un reloj. En defensa apenas concedió ocasiones y el juego fluyó como en los mejores días a pesar de las ausencias de dos pilares como Kroos y Modric. Todo el mundo rayó a gran nivel a excepción de un jugador: Aurélien Tchouaméni.
Carlo Ancelotti le brindó una nueva oportunidad como pivote y aunque fue de menos a más y firmó la asistencia del 0-1 de Nacho, cuajó otra actuación irregular, algo que viene siendo habitual desde que regresó del Mundial. Kroos y Camavinga le han adelantado en los planes de Carletto y al ex del Mónaco le está costando adaptarse al papel de suplente.
En Cádiz nunca acabó de coger el ritmo del partido y estuvo a la sombra de Ceballos y Valverde, más protagonistas que él en la medular. Según los datos de Opta, perdió nueve balones y solo recuperó dos, aunque estuvo mejor en la faceta organizativa, con un acierto del 93% en el pase. Aunque no rayó a mal nivel, la sensación es que Tchouaméni abandonó Cádiz habiendo desaprovechado una nueva oportunidad. Salvo lesión o sorpresa, todo apunta a que seguirá siendo suplente en los partidos grandes.