Teatro Central de Sevilla, un oasis escénico de vanguardia durante la pandemia

Un momento del ensayo de la obra 'Las que arden', que se estrena en el Teatro Central de Sevilla. En primer plano, la actriz y escenógrafa Julia Rodríguez.
Un momento del ensayo de la obra ‘Las que arden’, que se estrena en el Teatro Central de Sevilla. En primer plano, la actriz y escenógrafa Julia Rodríguez.PACO PUENTES / EL PAÍS

Tras una gran catástrofe mundial, seis amigos deciden celebrar que aún están vivos. El punto de partida de Las que arden, la tercera obra de la productora andaluza La Ejecutora, parece retratar el caos desencadenado por el coronavirus, pero no es así. La obra que Julio León terminó de escribir en enero de 2020 habla de tantas catástrofes como espectadores la contemplen, cada cual puede imaginar la suya, pero la solución es la misma: una gran fiesta. El Teatro Central de Sevilla, convertido en refugio de las artes escénicas durante la pandemia, pone el broche final a una extraña pero potente temporada con el estreno de esta pieza este sábado 22 de mayo.

A pesar de las restricciones de aforo y movilidad, el Central, gestionado por la Consejería de Cultura y Patrimonio Histórico de la Junta de Andalucía, ha sido el único espacio escénico español que ha mantenido casi íntegra su programación, que ha incluido siete estrenos internacionales, dos de ellos absolutos, como The Fluid Force of Love, de Jan Fabre, y el tríptico The Missing Door, The Lost Room and The Hidden Floor, del grupo belga Peeping Tom, y 10 estrenos de compañías andaluzas. Mientras casi todos los teatros de Europa —salvo algunos de Madrid con una oferta nacional— estaban cerrados, el espacio sevillano que dirige Manuel Llanes ha ofrecido 86 funciones de 44 espectáculos, y solo ha cancelado dos: El bar que se tragó a todos los españoles, la primera creación de Alfredo Sanzol como director del Centro Dramático Nacional, y Variation(s), de Rachid Ouramdane. Las siete producciones del ciclo Flamenco Viene del Sur se han pospuesto.

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Llanes, director artístico de los Espacios Escénicos de la Consejería de Cultura que, además del Central, son el Alhambra (Granada) y el Cánovas (Málaga), lo ha explicado así: “Ha sido un gran esfuerzo de todo el personal del teatro y especialmente de las compañías internacionales, que, en algunos casos, han tenido que venir antes a Sevilla para poder recuperar la memoria de sus espectáculos, como les ha ocurrido a Camille Decourtye y Blaï Mateu Trias con Falaise, que pudimos ver el viernes pasado. Es una gran producción que estrenaron hace un año, con ocho intérpretes, un caballo y palomas, pero que no habían podido representar desde entonces”.

En una temporada tan complicada como la actual por las medidas de seguridad impuestas para controlar la covid-19, en la que la gran mayoría de los teatros europeos han optado por el cierre, el Central se ha convertido en un refugio que ha acogido las únicas representaciones en España de los montajes Nomad, de Sidi Larbi Cherkaoui, director del Royal Ballet of Flanders (Amberes); 3 Annonciations, de Pascal Rambert; The Goldberg Variations, BWV 988, de Anne Teresa de Keersmaeker, directora de Rosas; Piano Works Debussy, de Lisbeth Gruwez y Claire Chevalier, y la propuesta de circo-teatro de Martin Zimmermann Eins Zwei Drei; además de los ya citados.

“Hemos logrado un equilibrio entre las propuestas andaluzas, nacionales e internacionales. Además de programar a los consagrados, el Central se ha convertido en plataforma para muchos creadores de la comunidad y les ha ofrecido residencias. Esta temporada tenemos 10 estrenos andaluces, más que nunca. Abrimos temporada con uno de ellos: Just Another Confused Animal, de Miguel Marín, una gran producción con más de 20 músicos y bailarines, y la cerramos con otro: Las que arden”, señala el director del espacio.

“Un paso importante”

El dramaturgo e intérprete Julio León, el arquitecto, escenógrafo y director de escena Fran Pérez Román y la arquitecta, escenógrafa e intérprete Julia Rodríguez son el alma de la productora La Ejecutora, un proyecto transversal que bebe del Animalario de Andrés Lima y de la neoyorquina SITI Company de Anne Bogart y que nació en Sevilla en 2013. Las que arden es la tercera producción de Teatro a Pelo, la rama escénica de este proyecto de un grupo de treintañeros (excepto Pérez Román, que tiene 41 años) que siempre trabaja en equipo y que subirá por primera vez al escenario principal del Central los días 22 y 23.

Un ensayo de 'Las que arden', el montaje que cierra esta temporada en el Teatro Central.
Un ensayo de ‘Las que arden’, el montaje que cierra esta temporada en el Teatro Central.PACO PUENTES / EL PAÍS

“Estrenamos Melodrama en 2019 en la sala B, nuestra segunda obra, y para nosotros este es un paso importante”, ha comentado Julio León, quien interviene en el montaje en varias ocasiones como vínculo entre el público y los seis amigos (cinco actrices y un actor) que han decidido irse de fiesta para celebrar que aún están vivos en un mundo que está literalmente en llamas. Carpe diem. “Los protagonistas ven ardiendo a los demás, pero evitan decirlo porque no saben si el fuego es real o está en los ojos del que mira”, ha agregado León, que deja a los actores elegir el género de sus plurales porque las mujeres son mayoría.

Las referencias en las que se basa el director de escena para crear ese espíritu de celebración que requiere la obra van “desde los rituales religiosos hasta la Feria de Abril, como un espacio donde la gente se relaciona con unos códigos comunes”, apunta Pérez Román. Un encuentro que se celebra entre seis espejos redondos, en una especie de lugar sagrado inspirado por el Memorial Steilneset que la artista Louise Bourgeois y el arquitecto Peter Zumthor crearon en Noruega para recordar los juicios por brujería.

El Teatro Central, que nació para acoger las apuestas más vanguardistas de la Exposición Universal de 1992 y ha conservado ese espíritu desde entonces, se prepara para celebrar su 30º cumpleaños en 2022. Con 460 localidades en su sala A, ha funcionado durante el estado de alarma con un aforo que ha oscilado entre el 50% y el 75% de su capacidad. Además, se han modificado los días ―habitualmente eran viernes y sábado, ahora han pasado al fin de semana— y horarios de las representaciones para adaptarlos a las limitaciones de las actividades no esenciales que se han ido sucediendo en la ciudad a lo largo del estado de alarma. “Decidimos pasar las funciones a las 12 del mediodía y hemos conseguido crear un hábito en los espectadores”, explica orgulloso Llanes.


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