Teles más grandes, casas más pequeñas: ¿cómo afecta a nuestros ojos y a nuestro cuello?



Una joven ve el televisor en su domicilio de Madrid.Víctor Sainz

Los asientos de primera fila en el cine suelen ser los últimos en venderse. La experiencia de ver desde allí una película, especialmente en las salas más antiguas, no suele ser muy agradable: hay que flexionar el cuello para ver la pantalla y, al estar demasiado cerca, no podemos ver todo el conjunto de la imagen a la vez. Ahora que los principales fabricantes de televisores usan como gancho la posibilidad de convertir nuestro salón en una sala de cine, ¿es posible que si no tenemos en cuenta la distancia a la que vamos a poder situarnos de la pantalla acabemos de nuevo como en esa temida primera fila?

Los números se mueven en direcciones opuestas. Por un lado, los televisores son cada vez más grandes. “La tendencia de venta es cada vez de tamaños mayores, destacando la gama de televisores de 65 pulgadas en adelante”, señala Ignacio Herrero Alegret, Product Manager Brown Goods de MediaMarkt Iberia. Sin embargo, esas 65 pulgadas que hace no mucho eran el tope máximo de tamaño se encuentran con hogares cada vez más pequeños. Según datos del Ministerio de Fomento, la superficie media de las viviendas nuevas lleva varios años cayendo. Especialmente en el caso de los pisos, en los que vive el 66% de la población española, esa superficie de obra nueva pasó de una media de 118,7 metros cuadrados en 2017 a 108,1 entre enero y octubre de 2021.

Muchas de las páginas de fabricantes y vendedores de productos electrónicos incluyen una guía para escoger televisor. Aunque en todas ellas hablan de distancia óptima de visionado, no es algo que suela estar muy destacado. En el caso de Samsung, por ejemplo, en el apartado dedicado al tamaño, indican: “Regla general: Cuanto más grande, mejor”. En el siguiente punto ya hablan de la distancia de visualización recomendada. “La recomendación de Samsung es que la pantalla ocupe 40º del campo visual del espectador”, explica Daniel Pamiés, responsable de producto en Samsung Electronics. Para calcular la distancia a partir de esa recomendación, “solo hay que multiplicar las pulgadas del televisor por 3,04, y se obtienen los centímetros de distancia. Si el televisor es de 55 pulgadas, son 1,7 metros; 65 pulgadas son 2 metros de distancia, 75 pulgadas equivalen a 2.3 metros y 85 pulgadas son 2.6 metros”, indica.

Las recomendaciones difieren entre marcas. En la página de Panasonic, por ejemplo, distinguen entre contenidos HD (alta definición) y 4K. Así, 65 pulgadas en HD deberían ser unos 4 metros y en 4K solo 2,5. Es decir, la distancia dependería de la resolución y no tanto del tamaño del televisor. Lo que se tiene en cuenta es poder estar cerca y ver las imágenes con nitidez, sin distinguir los píxeles, y no tanto que nuestros ojos vayan o no a resentirse.

Ojos que no lo abarcan todo

“Nuestros ojos realizan saltos llamados sacádicos para poder visualizar una imagen y recibir toda su información de forma detallada”, explica la optometrista Carmen Bilbao. Con la cabeza estática, los ojos se mueven “de forma rápida y cómoda”, pero si la imagen tiene más de 30º de anchura [de nuestro campo visual], movemos la cabeza. “Si se adquiere una tele muy grande y la observamos cerca, deberíamos mover más la cabeza para observar toda la imagen, los movimientos sacádicos serán más grandes y nos resultará más incómodo”, apunta, aunque también concede que esa pantalla grande nos introducirá en un mundo “más real”. “Todo tu campo visual se centra en una imagen grande, dinámica y con menos interferencias externas”, señala.

No ser capaces de ver la pantalla entera en “PPM (posición primaria de mirada = recto hacia delante)” también acarreará otros problemas al obligarnos a mover no solo los músculos de los ojos, sino también otros como los del cuello o la espalda, añade la óptica-optometrista Adriana Tempranos, de Optom+. “Estos movimientos repetitivos y posiciones anómalas pueden causar molestias que deberán ser revisadas por especialistas en oftalmología o traumatología”, asegura.

Ella recomienda una distancia de entre 3,5 y 4,5 metros para ver una televisión de 75 pulgadas. Bilbao coincide, explicando que lo ideal es hacer los cálculos centrándose en el campo visual de 30º. Y aclara cómo hacer la cuenta: “Deberíamos colocar una tele como al doble de distancia de su diagonal”.

Más allá de esa distancia necesaria para poder abarcar toda la imagen en su conjunto, ¿es dañino en sí ver la pantalla de la tele desde demasiado cerca? Desde Samsung, Pamiés asegura que todos sus televisores “están diseñados para proteger la vista sin perder la excelencia”. Alegret, de Mediamarkt, apunta que “sobre todo en las categorías de alta gama, la mayoría de los televisores cuenta con la función de regulación automática del brillo en función del entorno y del momento en el que se esté viendo la televisión”, lo que ayudaría a cansar menos la vista.

Sin embargo, hay otro problema que ya no depende tanto de la pantalla en sí, ni de la distancia, sino de lo que significa para nuestros ojos estar tanto tiempo fijos en un solo punto cercano. “La visión en situación de reposo está preparada para visualizar figuras a lo lejos. Cuando miramos un estímulo de cerca, nuestros ojos realizan una acción añadida que es la acomodación. Se trata del zoom de la cámara de nuestros ojos y se activa cuando se presenta una imagen a menos de seis metros”, explica Bilbao. Es decir, lo que hacemos a lo largo del día con cualquier tipo de pantalla.

Este exceso de acomodación, según señala el optometrista Juan Gilberto Moreno, de Federópticos Trinidad, puede “desembocar en síntomas como dolor astenópico, visión borrosa, escozor y en algunos casos incluso visión doble”. Además, al estar mirando de forma continuada pantallas, tanto cercanas como lejanas, parpadeamos menos, lo que “puede provocar las molestias típicas de ojo seco o, si la persona ya lo padece, aumentar su sintomatología”, apunta Adriana Temprano. Sobre este ojo seco, Bilbao indica que ya afecta a entre un 5% y 30% de la población mayor de 50 años. Además, la experta añade que existe el riesgo del aumento de la miopía. “Hay estudios que estiman que en el 2050 la mitad de la población será miope”, indica.

Por otra parte, Juan Gilberto Moreno indica que es necesario tener también especial cuidado con los niños y prestar atención a la distancia a la que ven la televisión y otros dispositivos, ya que, además de los síntomas típicos de la fatiga visual, “podrían desarrollar miopía”. En esa distancia es también posible detectar señales de alerta, añade Temprano. “Si un niño o niña se aproxima demasiado a la televisión, puede ser una señal de un posible defecto refractivo (miopía, hipermetropía o astigmatismo) u otra anomalía visual u oftalmológica”, asegura.

Tanto para televisiones como para otro tipo de pantallas, Moreno resume en tres los factores que pueden dañar o fatigar la vista: “Influyen la distancia del dispositivo, el tiempo de visionado y también la iluminación ambiental”. Es decir, el tamaño de la televisión es importante, pero no es lo único.

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