Al día siguiente de la eliminación europea contra el Bayern Múnich, Natalia Arroyo aún “terminaba de digerir” que un “sueño” no se iba a “alargar más”. Así de intensas son las últimas horas en el seno de la Real, que este domingo mismo visita al Sevilla (16.00 h.) en el reencuentro con la Liga F.
Las protagonistas se encuentran “fastidiadas”, según especificó la entrenadora, “por haber entrado en ese punto de ingenuidad de haber creído posible” apear al Bayern en la Champions. Ahora es el turno de “dar carpetazo a la experiencia y cogerla como listón para saber dónde queremos ir”.
Arroyo recuerda que la Liga “nos dará la oportunidad de tener a la Real otra vez jugando partidos tan importantes”. La catalana reconoce encontrarse en un “dilema” entre “si sentirnos orgullosas por dejar nuestro sello en un escenario tan grande o en qué medida teníamos que haber matizado nuestro nivel”, en alusión a que el Bayern, en efecto, ha sido “muy superior”.
La Real viaja a Sevilla sin demasiado tiempo para lamentaciones. “Tenemos ganas de desquitarnos”, afirma Arroyo. Aboga por “entender que esto es lo que tenía que pasar”. Para la entrenadora, “otra cosa es que nos hayamos emocionado durante unos días, pero la realidad es que el Bayern Múnich tenía la obligación” de ganar a la Real.
Las futbolistas volvieron cansadas, pero ninguna se lesionó en Múnich. Izarne, la única baja del jueves, avanza en su recuperación y Arroyo dispondrá de amplios recursos para regresar de Sevilla con la segunda victoria de la temporada, aunque será “difícil” porque las andaluzas “se han reforzado mucho”, avisa Arroyo.