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Tensión tras el partido en Iruñea


La Real ganó en El Sadar un partido caliente. Pese a que el buen ambiente presidió la relación entre ambas aficiones en el derbi, el duelo finalizó con la parroquia osasunista muy enfadada y una gran pitada hacia Medié
Jiménez.



A tenor de lo visto en las jugadas polémicas, no parecía demasiado justificable el enfado de la parroquia rojilla y evidentemente, el malestar era extensible a los jugadores de Jagoba
Arrasate, que montaron en cólera al finalizar el duelo con derrota (3-4).

Varios de ellos, tan pronto pitó el colegiado el final del encuentro, fueron a buscar a Le
Normand. Le recriminaban, de forma claramente errónea, que había fingido en la acción que Roncaglia ve la tarjeta roja. El propio jugador sudamericano no se explicaba su expulsión, pese a que las imágenes mostraban de forma inequívoca que le dio un codazo sin intención de jugar el balón al jugador txuri urdin.

El central de la Real huyó de la escena cuando vio que varios jugadores rivales fueron a pedirle explicaciones. No quiso buscar complicaciones después de un encuentro que había terminado de la mejor manera para los guipuzcoanos y no entró al trapo.

La tensión era notoria una vez finalizado el duelo e incluso miembros de la dirección deportiva del club navarro mostraron su indignación con los colegiados en el túnel de vestuarios.

La jugada que puso a El Sadar en contra del colegiado y que provocó un monumental enfado entre los futbolistas de Osasuna fue una acción en la que pidieron la segunda cartulina amarilla para Igor
Zubeldia, cuando cortó una posible contra. El colegiado se llevó la mano al bolsillo, pero por el camino se dio cuenta de que la segunda amarilla suponía la expulsión del azkoitiarra y pareció retractarse de la decisión inicial.

La jugada caldeó mucho los ánimos en el campo pamplonica y la expulsión de Roncaglia terminó de levantar al público contra el colegiado. Hay que recordar que, en primera instancia, Medié Jiménez le mostró amarilla a Roncaglia y que fue tras consultar al VAR cuando cambió de opinión y le mostró la roja.

Para eso fue clave el propio Le
Normand, que se quedó mucho tiempo en el suelo y provocó que el VAR tuviera tiempo de revisar la jugada. En caso de que se hubiera levantado nada más recibir la falta, probablemente la revisión habría llegado demasiado tarde.

El primer gol de Osasuna

Una acción que pasó inadvertida para muchos, no obstante, pudo resultar decisiva en el encuentro. La falta que propició que Osasuna hiciera el 1-3 en la última jugada antes del descanso vino precedida por una acción ilegal de Chimy
Ávila sobre Oyarzabal.

Si el colegiado hubiera señalado esa primera infracción, nunca se habría producido la segunda, una clara zancadilla de Llorente al argentino, y el primer tiempo habría terminado con un 0-3 que habría complicado mucho la reacción osasunista, que estuvo a punto de costarle el encuentro a la Real.


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