Cada año, en época navideña, las familias se reúnen para rendir homenaje al pasado, honrar el presente y agradecer el futuro celebrando la festividad. Muchas familias cuentan historias que encantan aún más la temporada de dar, y una de las historias navideñas más encantadoras es la de una niña pequeña sin regalo para honrar al niño Jesús.
Se dice que una joven campesina pobre de México, que se dirigía a celebrar la Navidad en la iglesia, siguió a decenas de personas que llevaban brillantes obsequios en honor al niño Jesús, pero de repente se sintió avergonzada porque no tenía ningún regalo para dar.
La niña quería desesperadamente dar algo de gran valor y cuando no pudo pensar en nada, comenzó a llorar.
Algunas personas dicen que un amigo de la pequeña la vio llorar y se acercó a consolarla. La pequeña confesó que no tenía nada para regalar y su amiga le dijo que cualquier regalo del corazón seguramente sería apreciado.
Otros dicen que apareció un ángel y le dijo a la joven que recogiera un ramo de malas hierbas del borde de la carretera.
De cualquier manera, la niña recogió un puñado de malas hierbas del borde de la carretera y continuó hacia la iglesia. En la iglesia, la gente hacía fila para colocar obsequios extravagantes al pie del belén. La gente miraba a la niña con incredulidad mientras colocaba sus malas hierbas cerca del pesebre.
De repente, las malas hierbas se transformaron en hermosas flores rojas, y todos los que presenciaron el regalo juraron haber presenciado nada menos que un milagro navideño.
Cada año, en Navidad, florecían hermosas poinsettias rojas en el borde de la carretera. La gente comenzó a correr la voz del milagro presenciado, y las flores rojas se llamaron ‘Flores de Noche Buena’ – Flores de la Noche Santa.
La historia de la pobre campesina se cuenta cada año en México, inspirando a todos que un regalo del corazón es el regalo más preciado de todos, y hasta la más simple de las cosas puede ser grandiosa.