Ha pasado una década. Tom Thibodeau ha vuelto a ser distinguido como Entrenador del Año en la NBA por su excelente trabajo con los New York Knicks, equipo al que ha devuelto a los playoffs tras ocho años de sequía a pesar de la ya confirmada eliminación ante los Atlanta Hawks en la primera ronda.
Las 20 victorias de mejora respecto al curso pasado
y la cuarta posición en el Este han bastado a Thibs para llevarse el reconocimiento a su trabajo por delante de otros candidatos cargados de razones como Monty Williams (Phoenix Suns) y Quin Snyder (Utah Jazz), que le han seguido en la clasificación de la votación, a manos de la prensa.
Williams, que ha devuelto a los Suns a los playoffs tras diez años de sequía, sí recibió la distinción hace menos de un mes de la Asociación de Entrenadores de la NBA.
“Cuando recibes un premio así, obviamente te sientes honorado, pero se trata más de un reflejo del grupo y la organización”, valoró Thibodeau al recibir su segundo premio como Entrenador del Año. El anterior fue hace diez años, cuando entrenaba a los Chicago Bulls.
Ahí, al igual que ahora, tenía como pupilos a Derrick Rose y Taj Gibson, por entonces unos jovenzuelos y ahora auténticos veteranos y faros de la plantilla de los Knicks. “Gente como Derrick, y lo mismo sirve para Taj, es que son tipos que ponen al equipo primero”, comentó el técnico sobre el secreto de su plantilla.
Nueva York terminó el año con un récord de 41 victorias y 31 derrotas pero ya está de vacaciones tras caer a manos de Trae Young y sus Hawks en primera ronda.
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