Espectacular el ambiente que se vivió este martes en el Metropolitano en la ida de los octavos de final de la Liga de Campeones. Atlético de Madrid y Liverpool se veían las caras en la primera de las dos batallas que debían librar para ganarse los cuartos. La primera, en territorio rojiblanco. Y el equipo colchonero tuvo de su lado a una afición que creyó desde mucho antes de que diera comienzo el encuentro.
Porque a las siete de la tarde, centenares de personas se agolpaban en las aceras de la Avenida de Arcentales esperando la llegada del autobús del equipo. Habían convocado a los aficionados a través de las redes sociales. Y hubo respuesta.
Cuando el Atlético hizo aparición por la Avenida Luis Aragonés, que se divisa desde la zona donde estaba congregada la multitud, la gente comenzó a rugir. Los policías a caballo se afanaban porque las personas no pisasen la carretera, pues el tráfico estaba abierto, pero daba igual.
Una columna de botes de humo rojos flanqueó el paso del autobús en su recorrido hacia el estadio. Cánticos, gritos… apoyo en definitiva. La empresa era complicada teniendo enfrente al campeón de Europa y, posiblemente en estos momentos, el equipo más en forma del continente. Pero por falta ánimo, que no fuese.
Y dentro…
El apoyo siguió dentro del estadio, medio lleno ya durante el calentamiento de ambos equipos. Estaba preparado un tifo que ocupó tres cuartas partes del Metropolitano y que fue espectacular. Un solo lema: Atlético de Madrid, acompañado del oso que luce en el escudo de la capital española y que también está representado en el emblema de la entidad colchonera.
Una puesta en escena espectacular, con todo el estadio metido en el partido como un jugador más, y con los casi 3.500 seguidores ‘reds’ tratando de hacerse notar en el segundo anfiteatro del fondo norte del estadio.
El ambiente no fue decayendo con el paso de los minutos, aunque el primer rugido del Metropolitano llegó en el minuto 4 con el tanto de Saúl. El gol espoleó al equipo y también a la grada, Gasolina suficiente para el resto del encuentro.
En la segunda mitad, cuando el Liverpool apretaba, Simeone reclamó más energía a la grada, impulsada por el fondo sur, que estalló cuando Diego Costa ingresó en el terreno de juego en el minuto 76 de partido. El Atlético sufrió. Cómo no. Pero derrotó al campeón de Europa. Al equipo más en forma del continente. Queda Anfield, claro. Pero el Metropolitano ganó su partido… desde antes de que comenzara.
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