Para la ‘torcida’, todo lo que no sea el primer puesto es un fracaso. La hinchada de Brasil no solo espera esta noche un triunfo, sino que exige una redención a un equipo que hizo el ridículo en su Mundial de 2014 (véase el 1-7 ante Alemania) y ni se acercó a la lucha por el título en las dos últimas ediciones de la Copa América (2015 y 2016) y en el Mundial del pasado verano.
Tan solo en este último campeonato ya estaba en el banquillo de la ‘verde-amarela’ un Tite que esta noche en cierto modo se enfrenta a la posibilidad de inscribir su nombre con letras de oro en la historia del fútbol brasileño. Porque a nivel de clubs lo ha ganado todo, y precisamente eso es lo que hizo que en 2016 tomase el testigo de Dunga al frente de la ‘canarinha’, pero conseguir un título con el equipo de todos en el país del orden y el progreso, y además hacerlo como local, es otra historia.
Tite, considerado con razón como un técnico moderno a pesar de sus 58 años de edad, sabe que para ganar hay que atacar; pero sin olvidar que solo se consigue competir mediante la solidez defensiva, y no se puede dar el segundo paso sin haber dado el primero. Por eso esta Brasil, lejos de la floritura y el añorado ‘jogo bonito’, ha sabido inventarse a sí misma como una selección que, puede que en ocasiones no brille en exceso, pero desde luego que desenfoca las ideas del rival.
Ni siquiera el hecho de perder a Neymar a las puertas de esta Copa América descentró a un Tite que, desde que se hizo cargo de este equipo, tiene muy claro que la idea está por encima de cualquier individualismo aunque saber sacar provecho de los mismos sea también necesario para que todo el sistema funcione correctamente.
Su futuro más inmediato
A pesar de lo meritorio de lo conseguido, Tite escuchó pitos de la ‘torcida’ en el debut en esta Copa América ante Bolivia (que acabó con 3-0 a favor, por cierto). Quizá por circunstancias como ésta, y probablemente hastiado por la presión de una de las sillas más calientes de todo Brasil (hablando no solo de deporte), el técnico podría haberse planteado presentar su dimisión incluso logrando el título. Sea como sea, y pase lo que pase, lo que está claro es que se encuentra ante su ‘Día D’.
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