HOUSTON – El sistema penitenciario de Texas se apresta a ejecutar el quinto reo este jueves en la cárcel estatal de Huntsville.
Arthur Brown Jr. fue condenado en 1992 por la muerte de cuatro personas en Houston tras un incidente originado en una transacción de drogas.
Las autoridades dijeron que Brown era parte de una red que transportaba drogas de Texas a Alabama y que le había comprado drogas a José Tovar y su esposa Rachel.
Durante el robo de drogas murieron José Tovar, de 32 años; el hijo de su esposa de 17 años, Frank Farias; Jessica Quiñones, de 19 años; y la vecina Audrey Brown, de 21 años.
Los cuatro fueron atados de manos y luego ejecutados con balazos en la cabeza. Rachel Tovar y otra persona también recibieron disparos, pero sobrevivieron.
“No veo cómo alguien podría haber matado a una mujer embarazada y luego haberla hecho sufrir tanto. Está más allá de las palabras”, dijo Maricella Quiñones, la hermana mayor de Jessica Quiñones, quien tenía 9 meses de embarazo.
Uno de los cómplices de Brown en los tiroteos, Marion Dudley, fue ejecutado en 2006. Un tercer socio fue condenado a cadena perpetua.
Brown, de 52 años, que es de Tuscaloosa, Alabama, ha sostenido durante mucho tiempo que otra persona cometió los asesinatos.
Sus abogados, por su parte, han pedido a la Corte Suprema de Estados Unidos que detenga la ejecución bajo el argumento de que Brown tiene una discapacidad intelectual.
Jurisprudencia de la corte Suprema ha prohibido la pena de muerte para los discapacitados intelectuales.
Un juez en Houston rechazó el martes una solicitud de los abogados de Brown que pedían pruebas de ADN a evidencia que, según dijeron, podría exonerar a su cliente.
La ejecución de Brown es la segunda prevista esta semana en Texas. Otro recluso, Gary Green, fue inyectado con Pentobarbital el martes tras apuñalar a su esposa y ahogar a su hija de 6 años en una bañera.
De las ocho ejecuciones realizadas en EEUU a la fecha este 2023, Texas ha llevado a cabo cuatro.
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