Admito que no soy un fan absoluto del sistema con tres centrales y dos carrileros, pero tampoco soy de los que repudian un esquema porque sí. Uno puede cambiar de opinión, algo que no está bien visto en los tiempos que corren, y por lo que veo en el Athletic en las últimas semanas parece que todos los caminos llevan al mismo lugar: a los tres centrales.
Últimamente solo le veo aspectos positivos al asunto. El principal es que el conjunto rojiblanco dispone de tres centrales de categoría. El problema es que no cuenta con un cuarto jugador específico en la plantilla para esa posición. Si uno causa baja, como lo hará Iñigo Martínez en Anoeta, el invento se desmorona.
Es una manera que permite juntar a Muniain y a Raúl García por el carril central sin necesidad de desplazar a Iker a la izquierda o de dejar a Raúl como única referencia ofensiva, una circunstancia en la que no explota todas sus virtudes. También refuerza la sociedad entre Muniain y Unai López y potencia las capacidades ofensivas de Capa y Yuri, dos puñales en estos momentos. Además es una forma de encajar a Lekue llegado el caso.
Es un dibujo que puede tener más recorrido que como recurso puntual a domicilio. Habría que sacar de las cabezas de algunos ese estigma que dice que actuar con tres centrales es defensivo. Se trata de una visión simplista y arcaica del fútbol. Los esquemas los hacen ofensivos o defensivos las intenciones de los futbolistas sobre el terreno.
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