Dormir en verano cuando el termómetro supera los 20 grados es una tarea muy complicada. Para tratar de conciliar el sueño y descansar lo mejor posible, podemos recurrir a diferentes trucos, como por ejemplo darnos una ducha de agua tibia antes de meternos en la cama o beber mucha agua para que el organismo esté bien hidratado. Pero, tal y como advierten los expertos, lo que nunca debemos hacer es dormir con el ventilador encendido. Aunque a priori parezca la mejor solución para mantener una temperatura agradable en el dormitorio, conlleva una serie de peligros que es mejor evitar.
¿Por qué no es recomendable dormir con el ventilador encendido en verano?
Lo primero a tener en cuenta es que un ventilador, por muy silencioso que sea, siempre hace algo de ruido. Aunque esto puede no suponer ningún problema para muchas personas, si sufrimos de insomnio o nos cuesta conciliar el sueño, puede que sí lo sea para nosotros.
A esto hay que sumar que si somos alérgicos o asmáticos no es una buena idea dormir con el ventilador en marcha. La razón es muy sencilla: con el movimiento en el aire que nos llega también se mueve polen y polvo.
Además, las fosas nasales se resecan mucho por el flujo constante de aire, lo que puede acarrear una serie de consecuencias: mucosidad, congestión, dolor de cabeza, sequedad de la piel e irritación en la garganta y en los ojos.
Y, para terminar, no hay que olvidar que si encima nos ponemos el ventilador muy cerca de la cama el aire frío puede repercutir en la musculatura del cuello y de la cara.
Los mejores consejos para dormir bien cuando hace calor
Ahora que tenemos claro que no debemos dormir con el ventilador encendido, es interesante conocer una serie de consejos para dormir en verano:
- Sábanas: aunque sean un poco más caras que las de poliéster, debemos elegir sábanas de algodón. Son transpirables y mucho más ligeras. Además, si son de colores claros como el blanco o el beige, mucho mejor.
- Siestas: en esta época del año, sobre todo si estamos de vacaciones, nos apetece echar una buena siesta. Pero lo ideal es que no dure más de 30 minutos para que no tengamos dificultades para dormir por la noche.
- Duchas: y, por último, las duchas antes de acostarnos tienen que ser de agua tibia, no fría. Lo único que conseguimos con el agua fría es que nuestro cuerpo reaccione para tratar de compensar el cambio de temperatura, y la sensación de calor aumenta.
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