TOKIO, Japón – La velocista bielorrusa Krystsina Tsimanouskaya, que tiene previsto buscar refugio en Europa tras acusar a los responsables de su equipo de intentar obligarla a abandonar los Juegos Olímpicos de Tokyo 2020 antes de tiempo, dijo este martes que funcionarios de su país le “dejaron claro” que si regresaba a Bielorrusia enfrentaría un castigo.
Tsimanouskaya, quien había criticado la gestión del equipo en redes sociales, dijo que las autoridades la llevaron por la fuerza al aeropuerto y trataron de que tomara un avión de regreso a su país, donde el gobierno autocrático del presidente Alexander Lukashenko ha reprimido de forma implacable la disidencia y las críticas. La velocista espera poder seguir con su carrera, aunque su prioridad ahora mismo es su seguridad.
En vista de la dramática situación, varios países le ofrecieron ayuda y Polonia le concedió una visa por causas humanitarias el lunes. La deportista tiene previsto viajar a Varsovia más tarde esta la semana, según un grupo activista que la está ayudando.
“Me dejaron claro que a mi regreso a casa enfrentaría seguramente algún tipo de castigo”, dijo la atleta de 24 años en una entrevista por videollamada. “También hubo discretos indicios de que me esperaría algo más”.
La deportista agregó que creía que sería expulsada del equipo nacional. Espera poder seguir corriendo una vez esté a salvo.
“Por ahora solo quiero llegara Europa de forma segura (…) reunirme con la gente que me ha estado ayudando y tomar la decisión sobre qué hacer a continuación”, afirmó Tsimanouskaya en la entrevista.
“Me encantaría continuar con mi carrera deportiva porque tengo solo 24 años y tenía previstos dos Juegos Olímpicos más, como mínimo”, apuntó. “Por ahora, lo único que me preocupa es mi seguridad”.
El Voleibol de Sala de estos Juegos Olímpicos ha dado mucho de qué hablar, especialmente por la entrega y el incidente de estas jugadoras. Meliha Ismailoglu tuvo un encontronazo fortuito con una compañera de equipo y todo acabó así.
EL CASO DE TSIMANOUSKAYA
La disputa comenzó luego de que las críticas de Tsimanouskaya a cómo se estaba gestionando el equipo provocaron una enorme polémica en los medios estatales bielorrusos. En su cuenta de Instagram, la atleta dijo que la inscribieron en el relevo del 4×400 a pesar de que nunca ha competido en esa prueba. Después, se le prohibió participar en los 200 metros.
Tsimanouskaya libró — y perdió — una batalla legal para competir en esa disciplina. El Tribunal de Arbitraje del Deporte (CAS, por sus siglas en inglés) dijo en un comunicado que rechazó la solicitud de la corredora para un fallo provisional que le hubiese permitido participar. Las eliminatorias se realizaron en la mañana del lunes y las semifinales en la sesión vespertina en el Estadio Olímpico.
La deportista pidió este martes una investigación y “posiblemente sanciones contra el entrenador jefe que se me acercó y me privó de mi derecho a competir en los Juegos Olímpicos”. Además, quiere que las autoridades deportivas internacionales “investiguen la situación, quién dio la orden, quién tomó realmente la decisión de que no puedo competir más”.
Al mismo tiempo, afirmó que “los deportistas no son culpables de nada y debería seguir compitiendo, y no creo que deba haber sanciones contra los atletas”.
La rápida sucesión de acontecimientos puso el foco sobre la política internacional en unos JJOO más centrados en problemas operativos como mantener la seguridad durante una pandemia o evitar la oposición generaliza de los japoneses a su celebración.
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