La caída de la ciudad de Hama en confirma los signos de colapso del ejército sirio y su incapacidad para responder con una contraofensiva eficaz. Las tropas regulares sirias están desmoralizadas y desmotivadas, se retiran desordenadamente y abandonan sus armas y equipos.
En cambio, los combatientes yihadistas y rebeldes están muy motivados y bien organizados, y disponen de armamento sofisticado, incluidos drones de ataque y vigilancia.
Derrocar al régimen de Asad
La toma de Hama plantea escenarios dramáticos para las autoridades sirias. La ciudad está a 180 kilómetros de Damasco y la carretera a la capital está ahora bloqueada por una sola ciudad, Homs, a 46 kilómetros. En previsión de un avance de las fuerzas antigubernamentales hacia Homs, la aviación rusa destruyó el jueves un puente que unía la provincia de Homs con Hama.
El líder de los rebeldes islamistas en Siria aseguró que el “objetivo” de su ofensiva relámpago en el país es “derrocar” al régimen del presidente Bashar al Asad. “Cuando hablamos de objetivos, el objetivo de la revolución es derrocar este régimen. Tenemos derecho a utilizar cualquier medio necesario para lograr este objetivo”, declaró Abu Mohammed al Yolani a la CNN en una entrevista publicada el viernes.
Los combates ya han desplazado a 280 mil personas desde el 27 de noviembre, según informó el viernes la ONU, que teme que esta cifra pueda aumentar hasta 1.5 millones. “Esta es la cifra actualizada hasta anoche. Y no incluye el número de personas que huyeron de Líbano durante la reciente escalada” de los combates entre Hezbolá e Israel, declaró Samer Abdel-Jaber, Director de Coordinación de Emergencias del Programa Mundial de Alimentos, en una rueda de prensa en Ginebra.
Gran preocupación en Líbano
Pero el rápido avance de los grupos islamistas radicales también está causando gran preocupación en Líbano, porque la provincia de Homs está a 50 kilómetros de la frontera libanesa. Al norte, limita con una región sunita donde algunos de sus habitantes simpatizan con los movimientos rebeldes y yihadistas sirios. Más al sur, limita con una región predominantemente chiita leal a Hezbolá, que luchó junto al ejército sirio. Por tanto, el acercamiento de grupos yihadistas y rebeldes corre el riesgo de reavivar las tensiones entre sunitas y chiitas en Líbano.
Consciente de estos peligros, el ejército libanés ha anunciado que ha aumentado su despliegue a lo largo de la frontera. Pero dispone de pocos medios y efectivos insuficientes, sobre todo teniendo en cuenta que debe desplegar 6,000 hombres en el sur del Líbano en el marco del acuerdo de alto el fuego negociado con Israel.
¿Quién controla qué?
Hasta el 27 de noviembre, hace una semana, la coalición rebelde liderada por el grupo islamista Hayat Tahrir al-Sham estaba contenida en la provincia de Idlib, junto con muchos desplazados que habían huido de la toma de gran parte del país por el régimen en 2016. En el espacio de una semana, esta coalición hizo retroceder al régimen y tomó el control de la región de Alepo, antes de continuar hacia el sur y entrar en Hama el jueves. Son dos de las cuatro ciudades más grandes de Siria, ambas en el camino hacia Damasco.
Otro conflicto simultáneo es el que enfrenta a las fuerzas pro-turcas unidas bajo el nombre de Ejército Nacional Sirio y a las Fuerzas Democráticas Sirias (FDS), predominantemente kurdas. Al norte de Alepo, una coalición de grupos rebeldes respaldados por Ankara controla una franja de territorio a lo largo de la frontera turca. Su principal enemigo son las Fuerzas Democráticas Sirias, vinculadas al Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK). Controlan todo el noreste de Siria.
Frente a la ofensiva de Hayat Tahrir al-Sham, las FDS se retiraron de un sector de territorio que controlaban al norte de Alepo. Siguen produciéndose enfrentamientos con el grupo pro-turco. Las autoridades kurdas sirias están preocupadas por una posible ofensiva sobre la gran ciudad de Manbij.
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