El periodista deportivo, Tomás Guasch, es una de esas voces que suenan por inercia cada vez que el Espanyol se cruza en el camino. Socio del club perico y confeso simpatizante de la Real, el prestigioso informador anuncia un claro favoritismo txuri urdin para el partido de este mediodía.
Ya no dejan ni comer un domingo como Dios manda.
Es la leche, muchacho. No me gusta absolutamente nada, no es un horario razonable, pero bueno, habrá que hacer caso a todo lo que nos cuentan del negocio. Si no fuera por el oficio… No sé si iría.
¿Comerá después?
Sí, como lo tengo que hacer para la COPE… No me queda más remedio. Estaré en el campo y luego, como tenemos un centro comercial al lado del estadio, haremos una mezcla de comida, merienda, cena o lo que sea (risas).
¿Qué le sugiere el partido?
Que el Espanyol lo tiene muy difícil. La Real es un ‘bicho’. Como diríamos en la radio cuando nos lo preguntan, firmo el empate desde ya. 1-1 y que se queden como están.
Le gusta esta Real, entonces.
Del centro del campo para arriba es un equipazo. Lo han encontrado después de mucho tiempo buscándolo. Me parece que estamos ante una de las sensaciones de esta Liga.
Seis fichajes y reducción del protagonismo de la gente de casa. Aquí el debate será eterno. ¿Cómo lo ven desde fuera?
La Real fue campeona de Liga con toda su gente de la casa, con un equipo de canteranos que se recita de memoria, pero esto pasa una vez en la vida. La influencia de la cantera es cuestión de rachas. De todas maneras, estoy convencido de que si hay buenos jugadores que sean de Zubieta, allí los ponen seguro. ¡Seguro! (insiste). La Real no es sospechosa: si sale un Periko, lo ponen. Si sale un Satrus, lo ponen. Si sale un Kortabarria, lo ponen.
¿Qué Espanyol se encontrará la Real?
Un equipo que está en el proceso de ingerir las marchas de Rubi, Borja Iglesias y Mario Hermoso. Aquello que decía Luis Aragonés de la columna vertebral… Este Espanyol tiene ratos horrorosos. El otro día la primera parte contra el Ferencvaros fue espantosa. Sorprendió la victoria en Eibar. Es un equipo en busca de la identidad, con cierto gusto por jugar bien, sin estar redondo.
¿Le pasará factura jugar en Europa?
Mientras la Real toma el sol en La Concha, el Espanyol está el jueves jugando por ahí (risas). Hay ilusión por haberse clasificado después de tanto tiempo, fue un golpe de suerte desconocido en un club de muchas desgracias. El balón le cayó a Iñigo Martínez en el Sevilla-Athletic y lo mandó al larguero cuando era gol.
¿Puede la Real luchar este año por esos mismo objetivos?
Estará metida en la lucha por Europa por calidad. Yo a un equipo que tiene a Oyarzabal me siento a verlo. Posee una categoría extraordinaria. No para de crecer. La gracia es que este tipo de futbolistas se queden en sus clubs. Que el bueno de la Real no se vaya, que el bueno del Valencia no se vaya.
¿Qué más jugadores le gustan?
Hay una gran expectación con Odegaard, que parece más hecho. Pero yo soy de los clásicos y Zurutuza me gusta mucho desde siempre. Atrás también hay buenos elementos. Zubeldia me encanta. Y cinco o seis de los que no hemos visto la mejor versión.
Valore a Imanol como entrenador.
Una de mis debilidades fue Ormaetxea, un entrenador de la casa, como Imanol. Sabe lo que hace, sale a ganar el partido y eso está estupendo. Es el ideal para este proyecto de la Real.
¿Qué le pareció el nuevo Anoeta?
Quiero verlo in situ. El de antes era deprimente. El de ahora es muy excitante, me apetece mucho ir. Son intangibles, pero que colaboran a un buen funcionamiento. Es un campo que le ayudará mucho a la Real. Hasta el contrario se inspirará más porque verá que juega en un estadio de fútbol.
Usted siempre ha dicho que le tiene cariño a la Real.
Desde hace tiempo. Es una de mis debilidades y además la admiro. La Real tiene su gracia, de toda la vida, y además siempre hay que ser de un equipo que haya birlado una Liga al Barça y al Madrid