Estas tortitas de bacalao y guisantes son una forma sencillísima de tomar pescado e incluso de aprovechar restos. De inspiración anglosajona -en los conocidos fishcakes-, tomamos la buena idea de usar patata cocida para amalgamar tortitas con pescado desmenuzado y verduritas variadas, amén de condimentos a nuestro gusto, componiendo un plato que podemos hacer tan económico o lujoso como queramos y además es muy apto para personas a las que el pescado digamos que les cuesta. Ah, y son perfectas para aprovechar restos de pescado y verduras (que no está la cosa para tirar comida).
El pescado que empleamos en este caso es bacalao desalado, aunque las tortitas quedan riquísimas también con bacalao ahumado troceado. Si usas bacalao ahumado puedes reducir la cantidad, ya que su sabor es algo más intenso. Agregamos a las tortitas un sofrito de cebolla o cebolleta, que da un punto dulce que contrasta muy agradablemente con la sal del bacalao. Si quieres jugar aún más con los sabores pon cebolla caramelizada (aquí tienes la receta sin azúcar) en lugar de sofrita, les aporta a las tortitas un contraste dulce-salado sabrosísimo y una miaja adictivo.
Dificultad
Poca, la de sazonar correctamente y tratar las tortitas con cariño para que no se desbaraten, pues son delicadas.
Ingredientes
Para unas 6-8 tortitas, según tamaño
- 2 patatas medianas
- 250 g de bacalao desalado o 200 g de bacalao ahumado
- Un poco de leche
- 150 g de guisantes frescos ya desgranados (o guisantes descongelados)
- 150 g de cebolla o cebolleta
- 1 huevo
- Sal
- Pimienta
- Pan rallado
- Aceite de oliva para freír
Preparación
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Si se usan guisantes frescos, desgranarlos y pesarlos. Tanto si se usan frescos como congelados, cocerlos cinco minutos en agua hirviendo con sal. Escurrir y reservar.
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Limpiar y picar finamente la cebolla o cebolleta; cubrir el fondo de una sartén mediana con aceite de oliva virgen y sofreír la verdura a fuego lento, hasta que esté transparente.
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Si se usa bacalao desalado, cocerlo en un cazo cubierto de leche dos minutos y reservar.
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Pelar las patatas y cocerlas en agua con sal o al vapor, hasta que estén tiernas. Poner las patatas cocinadas en una ensaladera y aplastarlas con un tenedor.
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Agregar a las patatas el sofrito un poco escurrido de su aceite, así como los guisantes escurridos y el bacalao también escurrido de la leche (si se usa bacalao ahumado basta con añadirlo troceado).
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Batir el huevo y salpimentarlo a conciencia. Añadirlo a la mezcla de patatas y homogeneizar. Debemos obtener una masa que nos permita formar tortitas gordas y que no se desbaraten con demasiada facilidad. Si le falta solidez podemos añadir pan rallado, y al contrario, si la masa está demasiado seca añadiremos un poco de leche. En cualquier caso, las tortitas son delicadas y hay que manejarlas con cariño y con dos espátulas al voltearlas.
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Pasar las tortitas por pan rallado y freír en poco aceite para dorarlas por ambos lados. Servir de inmediato con una buena ensalada.
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