Es la imagen de cada año. Se lleva repitiendo cinco cursos consecutivos. De nuevo, Toyota imponiéndose en las 24 Horas de Le Mans, y además, con otro doblete de poderío. La demostración de la enorme superioridad de la tecnología híbrida de la firma nipona, de un trabajo meticuloso y minucioso, de miles de horas de test, de simulaciones de fallos de todo tipo y de la creación de un coche pensado para que tanto pilotos como mecánicos puedan solventar cualquier problema en el menor tiempo posible. Un equipo con nulas fisuras que alcanzó su quinto cetro consecutivo en esta edición de 2022 con el Toyota número 8, el pilotado por Sébastien Buemi, Brendon Hartley, Ryo Hirakawa imponiéndose por delante de su hermano, el número 7 de ‘Pechito’ López, Mike Conway y Kamui Kobayashi.
De esta manera, el suizo Buemi conquistó su cuarta corona en los últimos 5 cursos, uniéndose a la exitosa lista de pilotos con cuatro cetros, con Olivier Gendebien (1958, 1960-1962) Henri Pescarolo (1972-1974, 1984) y Yannick Dalmas (1992, 1994, 1995, 1999). Pero como decimos, quédense con esa imagen, porque pese a la repetición, puede ser histórica. A diferencia de estos últimos 5 años, el próximo curso entrarán en escena en la categoría reina Porsche, Ferrari, Peugeot o Cadillac. La igualdad debe regresar a la lucha por todo. Una nueva era está por empezar y quizás la imagen de otro doblete de Toyota sea parte del pasado. O quizás no, aunque de repetirse, se espera que sea con mayor emoción y lucha por los grandes contendientes.
No pudo repetir triunfo la tripulación del argentino López en una carrera igualada entre los dos Toyota, con ambos coches rodando pegados durante horas. Al llegar la noche muchos esperaban que algo le añadiera picante y acción, con un stint genial de alguno de sus pilotos, como el de Alonso hace unos años. Pero nada de nada. Y no fue hasta que salió el sol en Le Mans que las cosas cambiaron. El #7 y el #8 se habían intercambiado el liderato a medida que iban parando a boxes, pero eso se acabó a las 8 de la mañana, cuando el Toyota #7 sufría un problema eléctrico.
Le tocó vivir esa pesadilla a ‘Pechito‘, que vio como su vehículo se paraba en pista. El argentino pudo resetear el coche, ir a boxes, pero los mecánicos tuvieron que esperar a poder tocar el coche debido a las alarmas. Finalmente, López logró desbloquear el vehículo para realizar su parada, pero ya con tres minutos perdidos que podían valer unas 24 Horas de Le Mans. Solo un problema en el coche #8 o algún sobresalto podía cambiar el rumbo de las cosas. Pero no ocurrió.
En la tercera posición terminó el Glickenhaus #709 (Ryan Briscoe, Franck Mailleux y Richard Westbrook), seguido de su hermano #708, mientras que Alpine terminó hundido por problemas.
En LMP2 ganó el #38 de JOTA Sport, con António Felix da Costa, Will Stevens y Roberto González al volante, mientras que segundo fue el Prema de Kubica, Delétraz y Colombo.
En GTE Pro, Porsche se hizo con la victoria con el 911 #91 de Gianmaria Bruni, Richard Lietz y Fred Makowiecki. Esta categoría se marcha de Le Mans tras una década de grandes batallas apretadas, con una última carrera con muchos accidentes y problemas que se llevó la firma alemana. Pese a que los dos Ferrari 488 de AF Corse fueron inferiores en prestaciones desde el inicio, finalmente lograron ocupar los otros dos cajones del podio, con Miguel Molina en la tercera posición, mientras que el Corvette de Antonio García no pudo acabar la prueba.
Mala suerte para Antonio García y Miguel Molina
Mala noche para los españoles en GTE Pro. Bajo la luz de la luna, el Corvette de Antonio García lideraba. Podía pegar la machada. Estaba en un escenario perfecto para ampliar su ventaja con su ritmo nocturno. Pero en ese momento tan decisivo, el madrileño sufrió una rotura de suspensión trasera que le dejó sin opciones. No le fue mucho mejor a Miguel Molina, que se tocó con un LMP2 y dañó la parte delantera de su Ferrari.