La robótica ingerible ha sido un campo fascinante y en crecimiento durante los últimos años. Ya hemos visto un puñado de nuevas empresas trabajando para comercializar una tecnología que podría permitir el monitoreo interno, la administración de medicamentos y más, sin la necesidad de un procedimiento invasivo.
Este nuevo proyecto de un equipo conjunto de Caltech y MIT destaca un enfoque un poco más básico de la categoría, metiendo sensores en un módulo ingerible en forma de píldora lleno de sensores. El sistema se basa en campos electromagnéticos, utilizando una bobina operada fuera del cuerpo para detectar la progresión del mecanismo a través del tracto gastrointestinal. Efectivamente, el sistema externo puede determinar la ubicación de la píldora en función de la fuerza de la lectura electromagnética en relación con su posición.
Los investigadores han comenzado a probar el sistema en modelos de animales grandes no humanos. Señalan que pudieron determinar con precisión la posición de los sistemas dentro de 5-10 milímetros.
“El uso de un sensor de referencia externo ayuda a resolver el problema de que cada vez que un animal o un ser humano está al lado de las bobinas, existe la posibilidad de que no esté exactamente en la misma posición que la vez anterior”, dice el coautor, Jalil Ramadi. “En ausencia de rayos X como base, es difícil trazar exactamente dónde está esta píldora, a menos que tenga una referencia consistente que siempre esté en la misma ubicación”.
Las primeras aplicaciones de la tecnología incluyen la capacidad de detectar cosas como el estreñimiento, la enfermedad por reflujo gastroesofágico y la gastroparesia desde el principio. La idea aquí es ofrecer un sistema que se pueda utilizar en casa, sin tener que ir al consultorio médico o al hospital.
“Creo que la capacidad de caracterizar la motilidad sin la necesidad de radiación o la colocación más invasiva de dispositivos reducirá la barrera para evaluar a las personas”, dice el profesor asociado del MIT, Giovanni Traverso.
No hay una línea de tiempo específica para el sistema. Los próximos pasos implican probarlo en animales y luego, idealmente, ensayos clínicos con humanos, antes de asociarse con los fabricantes para llevarlo al mercado.
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