Descansando en la orilla oriental del río Nilo a su paso, manso, por el sur de El Cairo, la histórica iglesia y el monasterio de la Virgen María de Maadi se erigen como uno de los puntos más importantes para los cristianos de Egipto. Escenario de varios milagros, el lugar se ha convertido también en una destacada parada de los peregrinos que visitan el país árabe.
El punto más singular del complejo, a la sombra de su gran iglesia, es una escalera de piedra que conduce hasta el Nilo. La tradición cuenta que, hace unos 2.000 años, estos escalones fueron pisados por el niño Jesús, la Virgen María y San José durante su huida a Egipto ante la amenaza de los soldados del rey Herodes. Desde ese mismo punto, la tradición apunta que la Sagrada Familia subió a bordo de un barco a vela y puso rumbo hacia el sur del país, hasta llegar a un pequeño pueblo unos 160 kilómetros río abajo.
Ahora, esta iglesia ha recibido otro honor: convertirse en un punto señalado del Camino de la Sagrada Familia, una ruta de peregrinación cristiana que dibuja el trayecto y recorre los lugares por los que se cree que pararon Jesús, la Virgen María y San José a su paso por Egipto. La ruta, desarrollada durante los últimos siete años por las autoridades locales, arranca en el norte de la península del Sinaí —ahora inaccesible— y atraviesa otras diez gobernaciones a lo largo de sus 25 paradas, repletas de monasterios e iglesias, árboles, manantiales y cuevas. En enero, durante las celebraciones navideñas, el Ministerio de Turismo y Antigüedades inauguró oficialmente la primera parada de la ruta, en el Delta del Nilo, y se espera que el resto queden inauguradas pronto.
“Estamos presentando el proyecto como [un] regalo a la comunidad internacional, al igual que el Gran Museo egipcio. Estamos enviando el mensaje de que esto es [patrimonio] de la humanidad”, explica el coordinador nacional del proyecto, Adel Gendy, que lo considera la ruta de peregrinación, en un solo país, más larga del mundo: nada menos que 3.500 kilómetros.
Más allá de la importancia religiosa de los lugares por los que cruza la ruta, el Camino de la Sagrada Familia es también un recorrido por la historia de la Iglesia Copta Ortodoxa de Egipto, responsable de haber desarrollado toda una tradición alrededor del episodio de la huida a Egipto recogido brevemente en el Nuevo Testamento. En este sentido, las paradas de la ruta han sido históricamente lugares frecuentados por cristianos egipcios, a menudo coincidiendo con la celebrada fecha en la que se cree que Jesús habría llegado a aquella ubicación.
El carácter relativamente local que envolvió durante años los lugares que hoy integran el Camino empezó a cambiar en los años noventa. Entonces, el que fuera ministro de Turismo de Egipto Mamdouh El Beltagy pidió al poderoso Papa Shenouda III la elaboración de un mapa que incluyera todos estos emplazamientos, explica Cornelis Hulsman, experto en la tradición de la Sagrada Familia de la Iglesia Copta Ortodoxa. Las celebraciones del nuevo milenio, señala Hulsman, y la visita del papa Francisco a Egipto en 2017, añade Gendy, fueron dos de los eventos que más contribuyeron a impulsar el proyecto de la ruta.
Entre sus paradas más destacadas figuran aquellas que se encuentran en El Cairo, donde la Sagrada Familia accedió por lo que hoy es el noreste de la ciudad, y en particular en el Viejo Cairo, en el que se ubican algunas de las iglesias coptas más antiguas de Egipto. Antes de llegar a la actual capital, la tradición sitúa a Jesús, la Virgen María y San José en el Valle de Natrun, que algunos consideran cuna del monacato, y en el que se hallan hoy cuatro monasterios, que lo convierten en otra importante pieza del largo camino.
Pero con su permiso, el emplazamiento más trascendente, y para muchos incluso el punto cristiano más importante de Egipto, es el monasterio de Al Muharraq, unos 400 kilómetros al sur de El Cairo. El complejo monástico, uno de los más antiguos del mundo que sigue en activo, yace donde se cree que se encontraba la casa abandonada en la que la Sagrada Familia habría permanecido más tiempo en Egipto —más de seis meses coptos— y desde donde emprendió su trayecto de vuelta a Israel. Algunos coptos consideran Al Muharraq un segundo Jerusalén, y muchos valoran peregrinar allí igual de importante que hacerlo a la Ciudad Santa.
A través del proyecto, las autoridades de Egipto pretenden desarrollar el turismo espiritual en el país, sobre todo a partir del momento en el que el turismo vuelva a reactivarse tras la pandemia. Pero también crear nuevas oportunidades en los lugares por los que cruza la ruta, ya que, en muchos casos, se trata de puntos fuera del circuito de turismo de masas. “Con este proyecto también estamos apoyando a comunidades locales”, enfatiza Gendy. “Así mantenemos y garantizamos unos ingresos para los locales”.
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